Por: Roberto Morejón
Con más de 29 millones de casos positivos, el mundo constata el peligro de la pandemia por la COVID-19 , una realidad suficientemente gráfica para buscar la coordinación, como recomienda la ONU , y Cuba coincide con esa óptica.
La mayor de las Antillas saludó una resolución aprobada recientemente por la Asamblea General de la ONU para subrayar la importancia de una respuesta integral y conjugada a la pandemia, cuyas víctimas mortales sobrepasan las 925 mil.
Incluso, representantes cubanos presentaron en nombre de otras 20 delegaciones una enmienda al documento para robustecerlo, al llamar al cese de las disposiciones coercitivas unilaterales contrarias a la Carta de las Naciones Unidas.
Si bien en blanco y negro no quedó estampado el nombre de Estados Unidos, la alusión estaba implícita, pues más de una treintena de países sufren los apremios de Washington.
Las puniciones constituyen en tiempos de grave pandemia actos de felonía porque acentúan las pesadumbres de las naciones.
Las vicisitudes por el nuevo coronavirus requieren de la comunidad internacional conducirse cohesionadamente, a fin de evitar el hundimiento de avances modestos en la implementación de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
No es loable que, como denunciara el secretario general de la ONU , Antonio Guterres, los países siguieran diferentes y hasta contradictorias estrategias ante la enfermedad.
La ONU también alertó en los meses precedentes sobre el imperativo de recordar que la salud no es un lujo, sino necesidad, y una inversión en el bienestar de todos.
Ese principio se cumple en Cuba, donde la incidencia de la pandemia está por debajo de los números críticos reportados en decenas de Estados, hasta los desarrollados.
Desde antes del debut de la pandemia, en la mayor de las Antillas volcaron los recursos humanos y materiales asequibles para enfrentarla.
Así continúa en el presente rebrote, ante el cual la infraestructura sanitaria está en tensión, pero no colapsada.
Por las experiencias propias y lo visto a nivel mundial, nada más oportuno que algunos países abandonen posiciones unilaterales y egoístas, en función de la colectividad representada por el planeta.
Cuba va en esa dirección con el envío de personal de salud a casi 40 naciones, donde luchan con valentía y habilidades contra el enemigo mortífero.