Foto: Archivo/RHC.

Por: Guillermo Alvarado

La separación de familias que aplicaron las autoridades migratorias de Estados Unidos durante 2017 y 2018, bajo el amparo de la política de tolerancia cero contra los indocumentados, ocasiona todavía dolor e incertidumbre a muchos niños cuyos padres no han sido localizados.

Una comisión designada por un tribunal está intentando ubicar a los progenitores de 628 menores que quedaron bajo custodia del gobierno y ahora no saben qué hacer con ellos.

Aunque la administración Trump insiste en deportarlos, un juez federal prohibió esta eventualidad y obligó a reunificar a las familias que resultaron desmembradas.

El caso es que en medio del desorden ocasionado por las capturas masivas ordenadas desde el ejecutivo, se perdió el rastro de muchos padres y ahora no saben cuál es la forma de devolverles a sus hijos.

Se supone que los familiares de 333 de los infantes lograron de alguna manera permanecer en territorio de Estados Unidos, pero los demás fueron repatriados a su país de origen donde es mucho más difícil localizarlos.

Gracias a las presiones de organismos humanitarios, entre ellos la Unión Americana de Libertades Civiles, ACLU, el gobierno entregó información adicional para adelantar las investigaciones, pero el rastro es confuso.

El abogado Lee Gelernt dijo que hace pocos días recibieron una cierta cantidad de números telefónicos, pero aún es pronto para saber si serán de utilidad en la búsqueda.

Varios grupos de voluntarios trabajan en países centroamericanos, como Guatemala, El Salvador y Honduras en busca de estas familias, pero en muchas ocasiones las personas optan por esconderse o no dar datos.

Pero no sólo de los padres se han perdido las huellas. El Servicio de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos tampoco sabe el paradero de una parte de los dos mil 500 niños que fueron separados en la frontera con México, o que la cruzaron sin compañía de un adulto.

La ACLU aboga por que cuando se logren unificar estas familias se les permita vivir legalmente en el país norteño, como compensación por todo el sufrimiento que se les causó durante este tiempo.

Casi todos los casos corresponden a personas de escasos recursos que realizan ese azaroso viaje en busca de un destino mejor, o tratan de escapar a la violencia que existe en su lugar de origen, pero el sueño al final se les convierte en una pesadilla.