La dama de la Biblia y el espadón

Édité par Maite González Martínez
2021-03-18 07:19:24

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Jeanine Áñez tomó el poder en Bolivia el 12 de Noviembre 2019 con una Biblia en mano. (AFP)

Por: Roberto Morejón

Una burda telaraña tejen medios de prensa occidentales, el asalariado predilecto de Washington, Luis Almagro, y el ultraderechista presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, al llamar la atención sobre lo que en sus criterios constituye una venganza del Movimiento al Socialismo contra Jeanine Áñez.

Abruptamente y tras verla tras las rejas como parte de un proceso judicial en curso, surgieron laudatorios cánticos hacia la autoproclamada presidenta de Bolivia en 2019.

Ella no fue, como dicen, quien únicamente cubrió un vacío de poder.

Su salto estuvo destinado a suscribir el epílogo de un golpe de estado contra el gobierno democrático de Evo Morales, asestado por policías, militares y civiles ultraderechistas.

Jeanine Áñez surgió de su escaño de legisladora, violó reglamentos y atrapó la silla presidencial.

Después gobernó con mano de hierro, ordenó o permitió desmanes, dilapidó cuentas, repartió cargos a amigos y creó fricciones con México, Argentina y Cuba.

Baja su firma o indolencia se cometieron masacres en Sacaba, Cochabamba, y Senkata, La Paz , dispararon desde helicópteros contra manifestantes y efectivos policiales quemaron las banderas whipala.  

Los uniformados y el gobierno de facto persiguieron dirigentes y militantes del Movimiento al Socialismo y criminalizaron protestas sociales.

Más de 150 integrantes de esa colectividad fueron sometidos a juicios bajo cargos de presunta sedición y terrorismo, incluyendo las acusaciones contra el derrocado presidente Evo Morales.

Como secuela del golpe, murieron 36 personas, más de 800 resultaron heridas y otras mil 500 apresadas, sin sonrojos de Áñez.

Ella soslayó negligentemente las previsiones oportunas ante la agresiva pandemia y la utilizó para consolidar su poder y reprimir a rivales políticos.  

Bajo su mandato muchos campesinos de la región del Chapare donde se cultiva la hoja de coca recibieron la etiqueta de narcoterroristas.

La gobernante de facto tuvo como brazo derecho a Arturo Murillo, el mismo que pronunció la lapidaria frase: “Salir y meter bala, eso es lo que sería políticamente correcto”.

Almagro, Bolsonaro, medios de prensa y personalidades de Europa dicen que solo vieron la biblia que esgrimía la expresidenta de facto al tomar posesión y nunca observaron el espadón que luego utilizaría durante su errática gestión.



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