Foto / Consultor Salud.
Por: Guillermo Avarado
Salvo algunas excepciones, entre las que se destaca Cuba, pequeño archipiélago caribeño sometido a un brutal bloqueo, la covid-19 saca a flote en muchos lugares las peores facetas del ser humano, como el egoísmo, la corrupción y el afán desmedido de lucro de organizaciones criminales.
Países ricos acaparan cantidades de vacunas muy por encima del volumen de su población; políticos y funcionarios aprovechan para inmunizarse, poniéndose por delante de las personas en riesgo; y hay grupos ocultos que realizan oscuros negocios aprovechando las necesidades de la gente.
Cargamentos de inmunizantes y pruebas para detectar el virus, al parecer falsas, que fueron interceptados en varios países, entre ellos México, indican la presencia de un mercado negro internacional muy activo.
No todo, sin embargo, es negativo y para muestra está el caso de Cuba, donde dos vacunas de fabricación nacional, Soberana II y Abdala, están en la última etapa de su desarrollo con la participación de cientos de miles de voluntarios para comprobar su eficacia contra el nuevo coronavirus.
Otras dos, Soberana I y Mambisa avanzan en su preparación, así como Soberana Plus, una reformulación de Soberana I destinada a convalecientes.
Alguien me preguntó alguna vez si en este país hay el conocimiento y la tecnología suficientes para tan importante logro científico.
Recordé entonces la enorme experiencia acumulada desde que en 1962 se creó el Programa de Inmunización, destinado a combatir enfermedades transmisibles que eran la principal causa de morbilidad y mortalidad infantil.
Además un estudio multidisciplinario que abarca el período 1962-2016, señala que anualmente se administran, en promedio, 4,8 millones de dosis de vacunas simples o combinadas que protegen contra 13 enfermedades, incluida una pentavalente cuyos cinco componentes se producen aquí.
El texto fue elaborado por un grupo de especialistas cubanos y publicado en la Revista Panamericana de Salud Pública el 24 de abril de 2018.
Señala que en el país la vacunación es gratuita, de acceso universal, está integrada en la atención primaria de salud y que la información y la vigilancia epidemiológica son sistemáticas, confiables y sensibles.
Ante la actual emergencia sanitaria global por la pandemia, aquí participa la población por medio de sus organizaciones sociales y un sistema que cuenta con 11 mil consultorios del médico y la enfermera de la familia, 449 policlínicos y 150 hospitales, además de institutos y centros de investigación.
Hay mucha más información que iré compartiendo con ustedes en estos días, amigos, pero por ahora queda recordar que contra la covid-19, en Cuba hay, más que las vacunas, un país entero con experiencia y disposición.