Jornadas luctuosas (+Audio)

Édité par Maite González Martínez
2021-04-09 07:37:22

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Imagen ilustrativa.

Por: Guillermo Alvarado

La sociedad estadounidense está de nuevo estremecida por una matanza colectiva con armas de fuego, que esta vez causó la muerte de cinco personas, incluyendo a dos niños de nueve y cinco años de edad, en la ciudad de Rock Hill, Carolina del Sur.

De acuerdo con medios de prensa de ese país, el autor del ataque fue el antiguo jugador de fútbol americano Phillip Adams, de 33 años, quien se suicidó en la madrugada del jueves.

La versión indica que Adams penetró a la vivienda del doctor Robert Lesslie, de 70 años, y lo ultimó a tiros, así como a su esposa Barbara Lesslie y sus dos pequeños nietos. Un hombre que trabajaba en la casa también fue asesinado y habría un sobreviviente que está herido.

No se conocen las causas de este hecho, que se viene a sumar a una cadena de muertes colectivas ocurridas en ese país, donde comprar y portar armas de fuego cargadas con munición activa, incluso de grueso calibre, está permitido por la Segunda Enmienda a la Constitución.

De esta manera, el 2021 se está convirtiendo en un año letal, sin que hasta el momento se haya tomado ninguna medida efectiva para controlar la venta de este tipo de artefactos.

El martes reciente en la localidad de Frederick, estado de Maryland, dos personas fallecieron tras un tiroteo, cuyo autor fue capturado vivo por agentes de la policía.

Durante el mes de marzo ocurrieron con seis días de diferencia dos matanzas colectivas, la primera de ellas en la ciudad de Atlanta, donde un individuo atacó varios salones de masajes y provocó la muerte a ocho mujeres, la mayor parte de origen asiático.

Poco después en un supermercado en Boulder, capital de Colorado, un hombre disparó indiscriminadamente con un fusil de asalto AR-15 y abatió a diez personas, hombres y mujeres, que hacían sus compras en ese lugar.

Más allá de estos acontecimientos colectivos, que suelen tener una gran cobertura mediática, las muertes por esta causa son cotidianas en ese país.

De acuerdo con el Archivo de Violencia con Armas, en 2020 perdieron la vida como consecuencia de disparos cerca de 20 mil estadounidenses, a los que se deben agregar más de 24 mil suicidios perpetrados con este tipo de artefactos.

Sólo en los casi 100 días transcurridos de este año la cifra de muertes es de cuatro mil 127 y quedaron lesionadas unas tres mil personas.

 Es una verdadera epidemia tolerada y hasta favorecida por las autoridades, que ha cedido a la presión de fabricantes y mercaderes que hacen una fortuna con el dolor ajeno.    



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