Usaid y el destino manifiesto (+Foto)

Édité par Martha Ríos
2021-07-23 06:57:10

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Expansionismo y dominio, propósitos manifiestos de EE.UU. desde siglos pasados. Foto: Archivo/RHC

Por Guillermo Alvarado (RHC)

Desde el primer día de su nacimiento, Estados Unidos desarrolla una intensa carrera por la expansión, tanto de su territorio que es pilar fundamental de su poderío, como de su influencia por todos los rincones del mundo donde aspira a tener servidores o seguidores, sin reparar en medios para lograrlo.

Mucho antes de que el escritor John L. O’Sullivan publicara en julio de 1845 en una revista de Nueva York la frase “Nuestro destino manifiesto es abarcar el continente”, ya las originales Trece Colonias habían iniciado la ocupación de los territorios occidentales del norte de América.

Allí se dedicaron al exterminio brutal de sus habitantes originales, en un dramático genocidio que todavía en nuestros días es disfrazado por el cine, la literatura y el teatro como una “heroica conquista” del hombre blanco, anglosajón y protestante.

En la medida en que fue tomando cuerpo la doctrina del Destino Manifiesto, se incorporaron las áreas del sur, California, Louisiana, Nuevo México, Florida y Texas, robando más de la mitad del territorio de la vecina República de México o “comprando” a España y Francia.

Cuando la expansión territorial ya no era posible, se crearon otras vías para ejercer dominio en todas partes, sobre todo en nuestro continente.

Finalizadas las dos guerras mundiales del siglo XX, se diseñaron, como dije en anterior comentario, instrumentos de hegemonía entre los que tiene un lugar muy importante la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional, USAID.

Esta entidad tiene como principio fundamental la realización de tareas no militares, para conseguir objetivos militares, es decir que se trata de un organismo esencialmente subversivo, disfrazado bajo términos aparentemente inofensivos, como democracia, derechos humanos y libertades.

La USAID es en nuestros días, ni más ni menos, que la cara más visible de la doctrina del Destino Manifiesto que, como dijera Miguel Ángel Asturias en su novela El Papa Verde, lleva la mano derecha no para saludar, sino para guardar la llave de la caja fuerte o halar el gatillo de la pistola.

Sus instrumentos son variados, pero se sirve de organizaciones como la Fundación Nacional para la Democracia, el Instituto Republicano Internacional, el Instituto Democrático Nacional, Alternativas de Desarrollo Incorporadas y Freedom House, entre otras fachadas.

Estas entidades funcionan como contraparte de miles de organizaciones no gubernamentales dedicadas a un amplio abanico de acciones, muchas inocentes a simple vista, pero que cumplen las funciones de penetrar, pervertir y subvertir según sean las necesidades de expansión de Estados Unidos.    



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