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Por: Guillermo Alvarado

Tras el ingreso de la administración Biden a la Casa Blanca, las noticias sobre la crisis sanitaria causada por la covid-19 en Estados Unidos se fueron difuminando paulatinamente en los medios de comunicación, lo que no significa, ni mucho menos, que las cosas estén resueltas allí.

De hecho, desde el pasado 20 de junio los nuevos casos aumentaron, luego de haber descendido a unos ocho mil al día, de tal forma que el 21 de julio la cifra fue de poco más de 61 mil 900.

En los siete días anteriores al domingo reciente el promedio fue de 41 mil contagios, lo que está comenzando a encender las alarmas entre las autoridades.

Respecto a las defunciones, éstas rondan las 610 mil desde el comienzo de la pandemia y la semana pasada hubo días con 330 muertes.

El gobierno federal no pudo cumplir  la meta de tener al 70 por ciento de la población vacunada con al menos una dosis para el 4 de julio, Día de la Independencia. En la carrera por estimular a la gente para acudir a los centros de inmunización se recurrió a los más diversos argumentos.

Se ofrecieron desde comida rápida o cervezas para quienes se vacunaran en determinados lugares y en varios estados organizaron sorteos para entregar sumas de dinero a los participantes, algunas de las cuales fueron bastante elevadas.

Como se conoce, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades, CDC, por sus siglas en inglés, eximieron a los vacunados de la obligación de portar mascarillas, incluso en algunos lugares cerrados, lo que podría cambiar.

El doctor Anthony Fauci, principal epidemiólogo de Estados Unidos, advirtió recientemente que el país marcha en la dirección equivocada en la lucha contra la covid-19 y dijo que sería conveniente modificar la recomendación respecto al  uso de las mascarillas.

Ocurre que la variante Delta, muy contagiosa, ya representa el 83 por ciento de los nuevos casos en esa nación y también es responsable del incremento de enfermos en el 90 por ciento del territorio.

Los ingresos hospitalarios aumentaron en 32 por ciento y la campaña de vacunación está prácticamente estancada, con solo el 57 por ciento de los mayores de 12 años con las dosis completas del inmunizante.

En estas circunstancias, la confianza en la capacidad del gobierno de Joe Biden para manejar la crisis cayó de 72 puntos en marzo a 63 en la actualidad.

Por otra parte, 55 de cada 100 ciudadanos son pesimistas sobre el rumbo del país, 20 más que en mayo, un desgaste rápido en muy poco tiempo.