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Por María Josefina Arce

"Tierra. La vida. Legado: De la escasez a la prosperidad", es el lema de la primera Conferencia de las Partes en 2022, la COP15 contra la desertificación, un fenómeno que avanza en todo el mundo y pone en peligro la biodiversidad, la salud, estabilidad y seguridad alimentaria de la humanidad.

Desde este lunes en Costa de Marfil se abordan aspectos cruciales de esta problemática, que ha hecho sonar las alarmas en el planeta, dónde, de acuerdo con la ONU, 40% de las tierras se han degradado.

"Cada momento perdido corresponde a un espacio ganado por la sequía y sus terribles consecuencias para las personas y el medio ambiente", subrayó Moussa Faki Mahamat, presidente de la Comisión de la Unión Africana.

La alarmante realidad a la que se enfrenta el mundo es que al ritmo actual de sobreexplotación agricola de los suelos y la irresponsable acción humana, millones de personas se verán desplazadas de sus hogares en los próximos años.

El último informe de la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación no es nada alentador. Publicado en abril pasado, tras cinco años de elaboración, precisa que de mantenerse la actual situación para 2050 se producirá una degradación adicional del tamaño de América del Sur.

No es momento de mirar hacia otro lado, sino de unir esfuerzos, adoptar medidas concretas y urgentes. Múltiples son los beneficios para todos de la restauración de las tierras. Se contribuye a la resiliencia económica, la creación de empleos, el aumento de los ingresos y a una mayor seguridad alimentaria.

Igualmente ayuda a recuperar la biodiversidad, permite capturar el carbono atmosférico que calienta la Tierra, disminuyendo por tanto, el efecto del cambio climático, una amenaza presente.

Y es que como señalan los expertos, es indisoluble la lucha contra el cambio climático, la pérdida de la biodiversidad y la degradación de los suelos. No se puede detener una crisis hoy y otra mañana.

La conferencia, que hasta el 20 de mayo sesionará en Costa de Marfil, buscará favorecer el intercambio de conocimientos e incentivar proyectos eficaces e inclusivos y avanzar en la sostenibilidad del planeta para las generaciones presentes y futuras.

Existen grandes expectativas alrededor de esta cita en África, un continente precisamente muy afectado por este fenómeno que obliga al desplazamiento de millones de personas, incrementa el hambre, la pobreza y los problemas de salud.

Esperemos que se logren propuestas concretas, que en Costa de Marfil se haga la diferencia y se avance en su cumplimiento. Ojalá no se quede en meros compromisos, pues  como señaló el presidente de la Comisión de la Unión Africana las estrategias desarrolladas y los foros celebrados no han conseguido el resultado esperado.