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Por María Josefina Arce
Desde inicios de año ha ido escalando la tensión en el Medio Oriente, por las constantes agresiones de Israel contra la población palestina de la Franja de Gaza y Cisjordania, territorios ocupados ilegalmente por las tropas sionistas.
En los últimos días las fuerzas de ocupación bombardearon repetidamente Gaza, ataques que recibieron una respuesta de la resistencia palestina. Y aunque este sábado entró en vigor un acuerdo de alto al fuego entre las dos partes, mediado por Egipto, reina la cautela y la incertidumbre.
Las acciones criminales de Tel Aviv fueron condenadas por varias naciones y la ONU. El secretario general del organismo Internacional, António Guterres, había calificado de inaceptables los asesinatos de mujeres y niños por los bombardeos israelíes.
El número de muertes en los cinco días de agresiones se elevó a 33, incluídos seis menores y 3 mujeres, además de reportarse más de 150 heridos.
Al mismo tiempo, agencias humanitarias de la ONU habían advertido que la situación en el área era realmente preocupante, pues se estaba agotando el combustible y era grande la escasez de suministros vitales como alimentos e insumos médicos, ante el cierre por Tel Aviv de los cruces.
Las autoridades palestinas habian denunciado la destrucción de unas 940 viviendas, las dificultades en el sector eléctrico y la paralización de las labores educativas y de pesca.
En alrededor de cinco millones de dólares se estiman las pérdidas por los bombardeos israelíes, que provocaron serías afectaciones en el sector agropecuario.
La realidad es que el régimen sionista práctica una política de apartheid en las áreas ocupadas, reconocida incluso, por la ONU. El pasado año el Relator Especial del organismo Internacional sobre la situación de los derechos humanos en territorio palestino, Michael Lynk, señalaba que tres millones de palestinos están sin prerrogativas, viviendo bajo un régimen opresivo de discriminación institucional.
Afirmaba Lynk que Israel privilegia a los 700 mil colonos israelíes ilegales en Cisjordania y Jerusalén Este, que Palestina reclama como capital de su futuro estado independiente.
Otras organizaciones han denunciado que los países que protegen a Israel, como Estados Unidos, están apoyando un sistema de apartheid, menoscabando el orden jurídico Internacional y exacerbando el sufrimiento del pueblo palestino.
La violencia israelí se cobró en 2022 la vida de más de 225 palestinos, entre ellos 53 menores de edad, y ya en lo que va de este año las víctimas suman más de 150.
El pueblo palestino tiene derecho a su libre autodeterminación, a vivir en libertad, paz , y con dignidad en los territorios que le pertenecen y que han sido usurpados por el régimen sionista de Israel.
