Masacre en Gaza. Foto: Reuter

por Guillermo Alvarado

Más de 24 mil personas murieron ya en la Franja de Gaza, la mayoría mujeres, niños y ancianos, debido a los indiscriminados y masivos bombardeos  y los ataques por tierra perpetrados por Israel que afectan por igual viviendas, hospitales, escuelas y lugares de culto de distintas religiones.

Pocas veces, quizás sólo en la guerra de Estados Unidos contra Vietnam, o el conflicto armado interno en Guatemala, se han visto casos tan espeluznantes de tierra arrasada, donde no ha quedado piedra sobre piedra, ni habitantes para contar la historia.

En nombre de un absurdo “derecho a la defensa”, esgrimido cobardemente por Tel Aviv y apoyado sin restricciones desde Estados Unidos, los civiles se convirtieron en blanco de guerra, ante la indiferencia de muchos países del mundo, incluyendo a una buena parte de la “civilizada” Europa.

La víspera el ministro sionista de Defensa, Yoav Gallant, dijo que bajó la intensidad de los ataques en el norte de la Franja porque ya derrotaron a los batallones de Hamás allí, pero quizás más bien se deba a que en la práctica en esa zona no queda nada más por destruir o, puede ser, para aliviar el tono a una eventual condena en la Corte Penal Internacional, CPI.

El funcionario también se refirió a las denuncias de que los bombardeos de saturación causaron la muerte a varios ciudadanos israelíes, que estaban prisioneros de la organización Hamás.

Al respecto Gallant argumentó que sin presión militar no se liberará a los rehenes y agregó que ese objetivo sólo se podrá alcanzar desde una posición de fuerza.

En realidad todo indica que la vida de estas personas es la menor de las preocupaciones del gobierno de Benjamín Netanyahu, empecinado a toda costa en destruir un pueblo, su cultura y su historia.

Mientras en la ahora llamada Plaza de los Rehenes, en el centro de Tel Aviv, las familias de los 132 cautivos en Gaza realizaron una protesta contra Netanyahu, donde participaron el presidente de Israel, Isaac Herzog, y el jefe de la oposición legislativa, Yair Lapid.

En realidad el futuro del actual primer ministro sionista no está muy claro, pues además de los frentes internos que se le están abriendo, un grupo de 100 abogados chilenos presentaron ante la CPI una denuncia directa y personal contra el por los delitos de genocidio y crímenes de guerra.

Esto, independientemente de la causa contra el Estado israelí abierta por la denuncia de Sudáfrica y apoyada por otros países. No obstante la matanza sigue y son más de 100 días de dolor y muerte en Gaza.