Cientos de miles de palestinos están amenazados por una masacre que está siendo fríamente calculada. (Foto:el tiempo.com)

Por Guillermo Alvarado

Casi medio millón de palestinos huyeron de los sectores atacados por el ejército sionista de Israel en la ciudad de Rafah, en el extremo sur de la Franja de Gaza, donde la situación es desesperada por los bombardeos, las incursiones terrestres y la falta de alimentos y medicinas.

Un drama de grandes proporciones que se desarrolla ante la mirada impávida y apenas con tibias declaraciones de las grandes potencias occidentales, encabezadas por Estados Unidos, que mantiene todo el apoyo político y militar al régimen de Tel Aviv.

La cifra total de muertos rebasa los 35 mil y los heridos ascienden a 79 mil según un balance de las autoridades sanitarias palestinas, pero estas cifras pueden ser mucho más grandes porque en realidad nadie conoce cuántas personas están bajo los escombros.

Los ataques en el norte de la franja obligaron a cientos de miles de palestinos a desplazarse al sur, pero eso no les sirvió de nada porque ahora están amenazados por una masacre que está siendo fríamente calculada desde un Estado que, sin enrojecer de vergüenza, se declara ante el mundo como el pueblo elegido de dios.

La Oficina de Coordinación de Ayuda Humanitaria de Naciones Unidas denunció que el nuevo bloqueo sionista a la entrada de ayuda humanitaria en los cruces fronterizos, está aumentando rápidamente los niveles de desnutrición y enfermedades.

En las circunstancias actuales el riesgo de brotes epidémicos es muy alto y hasta hace un par de semanas estaban documentados más de 415 mil 700 casos de enfermedades diarreicas y unos 61 mil de síndrome de ictericia aguda, según la Organización Mundial de la Salud.

Nada de esto inmuta a Washington, Londres o París, donde sigue inalterable el apoyo a Benjamín Netanyahu, quien no obstante ya está quedando en la historia como uno de los grandes genocidas del mundo, junto a Adolfo Hitler, quien parece ser su principal mentor y guía.

Mientras, la Liga Árabe, reunida la víspera en Baréin, pidió el despliegue de una fuerza de mantenimiento de paz de la ONU en los territorios palestinos ocupados por Israel hasta que se establezca un Estado palestino.

Ese organismo también reclamó la realización inmediata de una conferencia internacional de paz en el Oriente Medio.

Por supuesto que Netanyahu ya expresó su rechazo a estas iniciativas y nadie duda de que, si el tema llega hasta el Consejo de Seguridad, también será vetado por Estados Unidos, cuyas manos están sumergidas en sangre.