Por: Roberto Morejón
El anuncio del presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, de ejecutar deportaciones masivas de migrantes ha generado lógica preocupación en numerosos países, entre los que sobresale Honduras.
La presidenta hondureña, Xiomara Castro, abogó por un diálogo sobre ese y otros temas con la administración que asumirá en Washington el 20 del mes en curso.
Sin embargo, fue enérgica al considerar que en caso de deportaciones masivas, Tegucigalpa examinaría la situación de las bases militares estadounidenses en suelo hondureño.
No se trata de una asociación apresurada sino de la consideración del gobierno de Xiomara Castro de que su país sería blanco de una actitud hostil.
En consecuencia, Honduras consideraría un cambio en su cooperación con Estados Unidos, especialmente en el campo militar, en el que, según la primera mandataria, la potencia del Norte no paga un centavo por la existencia de esos enclaves.
Los puntos de vista de la Jefa de Estado no están divorciados de la realidad, pues el magnate inmobiliario reitera amenazas, cuestionamientos a aliados y adversarios así como definiciones extremas.
Trump dijo estar dispuesto a aplicar aranceles exorbitantes al ingreso de productos mexicanos y canadienses y bromeó con muy mal gusto sobre la posible asimilación de su vecino del norte como estado 51 de la Unión.
El republicano también arreció su discurso anti-chino y advirtió que la potencia del Norte debería reafirmar el control del Canal de Panamá.
En ese contexto agresivo, se inscribe la defensa del ministro hondureño de Relaciones Exteriores, Enrique Reina, de sus connacionales radicados en Estados Unidos.
Y la valiente expresión de la Jefa de Estado de Honduras al abogar por una relación respetuosa y sin injerencias entre Washington y Tegucigalpa, aunque se replantearía los nexos si se concretan las extradiciones.
Lo expuesto por la dignataria hondureña fue criticado por la oposición política local, pero en el ámbito latinoamericano fue recibido por muchos con admiración y respeto.
Versiones de prensa se refieren a una próxima convocatoria de México y Honduras de una reunión de cancilleres para abordar el asunto migratorio.
La cita podría ser bien vista, entre otros países, por Guatemala y El Salvador, los cuales tienen el mayor número de personas viviendo en la condición de indocumentados en Estados Unidos.