Argentina, en las garras de los buitres

Édité par Maite González Martínez
2016-02-23 08:58:30

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(Imágen de economiacritica.com)

Por: Guillermo Alvarado

La población argentina tendrá que asumir una pesada deuda luego de que el gobierno neoliberal de Mauricio Macri decidiera ceder ante los denominados fondos buitre, que exigen el pago al ciento por ciento de bonos del Estado que fueron comprados a precio de ocasión durante la grave crisis financiera de 2001, que dio al traste con el entonces presidente Fernando de la Rúa.

Como se conoce, estos fondos, también denominados “fondos de capital de riesgo” y “holdouts” se dedican a comprar deudas de empresas, economías o países en situación de bancarrota con el propósito de cobrarlos después por su valor íntegro, más jugosos intereses.

En el mercado financiero actúan exactamente igual que los animales carroñeros en la selva y todos sus movimientos son calculados con extrema frialdad para sacar el máximo beneficio de sus víctimas.

Los define bien, por ejemplo, el término “holdout”, que en español significa más o menos “el que permanece afuera”, porque no participan en ninguna negociación para reestructurar deudas, ya que su meta no es hacer concesiones para recuperar el capital original, sino sacar hasta la última gota de sangre o de tejido a sus deudores.

En la literatura su símil exacto sería aquel mercader de Venecia, Shylock, que pintó tan bien William Shakespeare en su drama homónimo, que a cambio de la deuda impagada del comerciante Antonio le exigió una libra de la carne de su cuerpo, cortada lo más cerca posible del corazón.

Eso, y no otra cosa, es exactamente lo que se proponen hacer los fondos buitres con Argentina luego de que Macri les hiciera la generosa oferta de negociar los pagos en el orden en que se lo exigen y que, de acuerdo con expertos, causará una deuda suplementaria de hasta 20 mil millones de dólares.

El negocio es redondo para estos usureros de las finanzas contemporáneas, porque ellos compraron esas obligaciones al 20 o 30 por ciento de su valor y ahora se embolsarán el total, más los intereses cobrados justo hasta el último día.

Esta era la razón por que la expresidenta Cristina Fernández se negó a aceptar sus exigencias y rechazó en todo momento las decisiones del juez estadounidense Thomas Griesa, que en un veredicto extraterritorial violó la soberanía de la nación austral al pretender obligarla a exponer la garganta ante el pico de los buitres.

De plácemes están ahora consorcios estadounidenses como American Task Force, AFTA, que engloba a NML Capital y Elliot Management, los dos principales “fondos de capital de riesgo” que se disponen a sangrar al país sudamericano.

La dirección de NML, recordemos, está en manos de Paul Singer, uno de los principales financistas del Partido Republicano y también accionista de la firma Iron Mountain, a la cual Macri premió en 2009 cuando era jefe de gobierno de Buenos Aires. ¿Mera coincidencia?

En fin, los nuevos mercaderes del capitalismo, los piratas del mundo financiero moderno, se disponen a cortar su libra de carne lo más cerca posible del corazón de Argentina, otra promesa cumplida del gobierno del cambio de Mauricio Macri.



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