Muertes por sobredosis de heroína se cuadruplicaron en Estados Unidos

Édité par Maite González Martínez
2016-04-09 10:43:04

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Imagen ilustrativa. (Foto/mexico.cnn.com)

Por: Guillermo Alvarado

La cantidad de muertes por sobredosis de heroína, así como de medicamentos opiácios de venta en farmacias por receta médica, se cuadriplicó en Estados Unidos a partir del año 2000 y constituye ya un grave problema de salud pública, indicaron diferentes estudios publicados recientemente.

De acuerdo con la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes, un órgano independiente que trabaja con la ONU, en el país norteño en 2013 se registraron « 43 mil muertes relacionadas con las drogas, lo que equivale a 136,8 muertes por millón de habitantes.

Esto supera con creces el promedio mundial estimado de entre 40,8 y

50,5 muertes por millón de habitantes ».

En 2014 la cifra se elevó hasta los 47 mil fallecimientos, y de ellos por lo menos 60 por ciento perdieron la vida como consecuencia de una sobredosis de opiácios, reconoció el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades.

El consumo de estos estupefacientes se disparó en años recientes y la cantidad de víctimas alcanza ya niveles epidémicos.

Además del trasiego de la droga desde México, uno de los mayores productores del continente, se agrega otro serio problema, como lo es el excesivo consumo de analgésicos legales debido a la banalización que los médicos han hecho de su uso, o del acceso relativamente fácil en el mercado negro.

En 2012, por ejemplo, se extendieron 259 millones de recetas para estos fármacos, una cifra impresionante que equivale a casi una por cada habitante.

Junto al incremento de la epidemia se registra también un cambio del perfil del consumidor. En los años 60 y 70 del siglo pasado la heroína se concentraba en los barrios marginales de las ciudades, con mayoría de población de origen afro o hispano y los adictos eran sometidos a una aguda estigmatización.

Ahora, en cambio, el uso de opiácios ha llegado a los barrios acomodados de las grandes urbes, de familias blancas y afecta a jóvenes, hombres y mujeres, de entre 18 y 25 años.

La dimensión del problema lo ha colocado en el centro del debate político, tanto en el seno del gobierno, como entre algunos de los candidatos a la presidencia de Estados Unidos.

El presidente Barack Obama solicitará en el presupuesto de 2017 una partida adicional de mil cien millones de dólares para enfrentar el consumo de heroína y opiácios, en tanto la secretaria de Salud, Sylvia Mathews Burwell aceptó que estas drogas están golpeando a todo tipo de familias de la sociedad, ricas y pobres, blancas y negras, rurales y urbanas.

En estos momentos se estima que sólo el costo del uso indebido de medicamentos sujetos a prescripción médica ronda los 53 mil millones de dólares anuales, una cifra que podría tener mejor uso si las autoridades estadounidenses hubiesen tomado conciencia del problema y combatido el consumo hace 40 o 50 años.

Lo dramático del caso es que entre más se gasta, más personas mueren, sin contar a aquellos que vivirán el resto de sus días con las secuelas de la adicción, tanto desde el punto de vista social como de la salud.

Quizás, pensamos, si Estados Unidos desviase una parte su enorme gasto militar para atender esta crisis sanitaria, millones de sus ciudadanos podrían disfrutar de verdad esos derechos humanos de que tanto le

gusta hablar a sus líderes para afuera de su territorio.



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