La ANAP fortalece su papel orientador

Édité par Maite González Martínez
2016-05-17 10:10:05

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Imagen ilustrativa (Foto archivo)

Por: Roberto Morejón

Cincuenta y siete años después de firmarse en la Sierra Maestra la primera Ley de Reforma Agraria en Cuba y a 55 de fundarse la ANAP, Asociación Nacional de Agricultores Privados, esa colectividad aplica cambios para elevar los rendimientos y la eficiencia.

Con vistas a una imprescindible reducción de las importaciones nacionales de alimentos, la ANAP busca transformar el modelo productivo, acorde con la actualización del modelo económico.

Con ese objetivo trata de ejercer mejor su papel como organización representativa del campesinado.

Hablamos de una estructura amplia con presencia en casi todo el territorio nacional, con más de 380 mil 700 asociados, el 25 por ciento de ellos profesionales, y que cuenta con el 40 por ciento de la superficie agrícola cultivable de Cuba.

Los campesinos individuales y los agrupados en cooperativas garantizan cerca del 70 por ciento de los tubérculos y vegetales que recibe el país.

Entre las transformaciones graduales en marcha figura la adopción de estrategias orientadoras que, entre otros objetivos, persiguen prescindir del contenido administrativo que hasta ahora asumía la ANAP en las cooperativas.

Para ejercer su función de guía, la asociación fomenta delegaciones de base, pues sólo se asentaba en los municipios.

La colectividad agraria considera primordial atender directamente a hombres y mujeres, y ofrecerles capacitación para que armonicen las habilidades naturales con los aportes de la ciencia y la técnica, en aras de explotar mejor la tierra.

Sólo así y con mayores garantías en la contratación de sus productos y comercialización se generarán más alimentos y finalmente la población se beneficiará con precios asequibles.

La niñez, juventud y las mujeres rurales figuran igualmente entre las líneas de atención de la colectividad de labriegos cubanos, para asegurar el relevo generacional.

La ANAP afilia hoy a poco menos de 30 mil jóvenes, que representan sólo 7,8 por ciento de los asociados, ante la incidencia del éxodo del campo a las ciudades.

De alguna forma ayuda a paliar esa reducción de mano de obra la incorporación a las tareas agrícolas en los últimos años de más de 160 mil personas.

Muchas de ellas procedieron de las ciudades desde la implementación de resoluciones para el uso y explotación de la tierra bajo la modalidad de usufructo.

Cincuenta y cinco años después de su creación, la ANAP se mantiene como fibra vital del desarrollo productivo, económico y social del campo en Cuba.

Con una hermosa historia, representa un poderoso canal en el terreno de las ideas para contribuir a la actualización de las formas de gestionar la economía.



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