Entrevista a Gustavo Sánchez Salazar

Édité par Maite González Martínez
2017-04-07 08:21:48

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Por Froilán González y Adys Cupull.

En 1983 encontramos al periodista Gustavo Sánchez Salazar en la ciudad de Cochabamba y se estableció una relación de gran amistad y confianza mutua. Nos brindó un eficiente apoyo en nuestras investigaciones históricas.

La primera entrevista, fue para hablar en su condición de Corresponsal de Guerra, pero pasado un tiempo fue designado Director de Inmigración y Extranjería, del Ministerio de Gobierno (Interior) y más tarde ascendido a Viceministro Primero de esa Institución.

Cuando el Presidente Hernán Siles Zuazo decidió deportar a Francia al criminal nazi Klaus Barbie, conocido como el carnicero de Lyon durante la ocupación alemana, le asignó esa misión a Gustavo Sánchez.

Toda la operación se realizó en secreto y sin conocimiento del Ministro de Gobierno, que se enteró por la prensa, cuando el avión ya había aterrizado en la capital de la Guyana francesa. El Ministro ignorado y ofendido, presentó su renuncia y Siles Zuazo designó a Gustavo Sánchez en su lugar.

Los vínculos amistosos se mantuvieron, Sánchez puso a disposición de nuestra investigación histórica los archivos de ese Ministerio vinculados a la etapa guerrillera. Nos presentó al Jefe de los Servicios de Inteligencia, para que ayudara y poder analizar detenidamente los documentos.

Siempre que viajamos a Bolivia, lo saludamos, bien por teléfono o personalmente. En el 2014 ya muy enfermo, nos pidió que quería encontrarse con nosotros. Le agradecemos a su hijo Vladimir Sánchez, entonces Ministro de Obras Pública y a Fernando Fuentes, Jefe de su Gabinete, las facilidades para trasladarnos desde La Paz a Cochabamba y realizar ese importante e inolvidable encuentro.

Con relación a la publicación del primer Comunicado del Ejército de Liberación Nacional de Bolivia expresó:

Yo estaba como corresponsal de guerra del periódico El Diario en Camiri y las zonas en conflictos. Los momentos más intensos y dramáticos los viví cuando mi hermano, el Mayor Rubén Sánchez entró a la zona guerrillera y fue hecho prisionero. Los partes militares internos decían que los habían exterminados, aunque los informes eran imprecisos.

Yo compartía con los demás corresponsales y periodistas, pero todos estaban a las expectativas, sin informaciones confiables. Yo conocía el texto del Primer Comunicado, porque el contratista, a quien los guerrilleros entregaron el comunicado, muy hábilmente utilizó a unos de sus empleados, para que lo llevara al periodista y poeta Arnulfo Peña, propietario del único semanario de Camiri, que él mismo escribía, editaba, imprimía en mimeógrafo y vendía.

El contratista le pagó a esa persona y le dijo: Tu entregas a Arnulfo este sobre y te haces humo (desaparecer). Lo envió para su pueblo de origen, por la zona de Sucre. Si Arnulfo caía preso, no sabía quién le entregó el mensaje con el comunicado.

Arnulfo habló conmigo para gestionar publicarlo a nivel nacional, porque tendría mayor difusión y si lo hacia él, era fácil que lo ubicaran. El contratista, tenía muchas relaciones en Camiri, era del MNR, (Movimiento Nacionalista Revolucionario), no solo compraba carnes para Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos, sino también para el Comando Militar y suministraba a varias carnicerías de la ciudad. Era muy conocido en Camiri, como comerciante y negociante.

Cuando mi hermano regresó, contó todo lo vivido como prisionero de los guerrilleros, me dijo que dio parte en Lagunillas, después continuó a Camiri para rendir igual información a los Generales David Lafuente y Juan José Torres, que eran Comandante del Ejército y Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas, respectivamente.

Torres fue muy amistoso con mi hermano, él le entregó copia del primer comunicado del ELN. Después vino el Jefe de la Sección Segunda (Inteligencia) acompañado de otros funcionarios, entre ellos un agente de la CIA, muy visible en Camiri, conocido como el doctor González. (Gustavo Villoldo Sampera). Esto disgustó a mi hermano, porque ese señor era el que preguntaba y preguntaba como si fuera el jefe de todos los demás. Mi hermano respondía: Eso ya lo informé a mis superiores. Eso disgustó al agente de la CIA y se armó un altercado entre ellos.

Mi hermano le comentó al General Torres, la prepotencia de los militares norteamericanos y de los agentes de la CIA, Torres compartía esa opinión. Ahí nació la amistad entre ellos.

Los conflictos con la CIA y los oficiales eran constantes. Había malestar en las Fuerzas Armadas. El 30 de marzo en una reunión de oficiales bolivianos en el Casino Militar de Cochabamba, el Coronel Joaquín Zenteno Anaya, criticó la forma en que Barrientos efectuó la solicitud de ayuda militar a los Estados Unidos, ya que ponía en ridículo a la Fuerzas Armadas ante la opinión pública nacional e internacional.

La intervención de Zenteno Anaya, un militar que gozaba de prestigio y autoridad en la institución armada, provocó un clima de divisiones entre la oficialidad. La actitud de Barrientos fue sustituir a Zenteno Anaya y enviarlo como venganza y castigo como Comandante de la VIII División donde se desarrollaban los conflictos guerrilleros.

En la ciudad de Camiri, oficiales de la CIA interrogaron a mi hermano, al Mayor Hernán Plata Ríos, al capitán Augusto Silva Bogado y demás ex prisioneros; les mostraron un voluminoso álbum fotográfico de las personas que, según la CIA, podrían estar en las guerrillas.

En estos interrogatorios participó el asesor de Barrientos, Klaus Barbie, nazi-fascista y ex jefe de la Gestapo en Lyon, Francia, culpable de múltiples crímenes y asesinatos cuando la ocupación alemana, quien torturó brutalmente a detenidos de la resistencia antifascista y envió a miles de franceses y judíos a los campos de exterminio masivo..."

Después de los interrogatorios, mi hermano pidió permiso para reunirse conmigo, quería saber de su familia y lo autorizaron, porque los ex prisioneros de los guerrilleros tenían prohibido hablar con la prensa.

En esa conversación privada, mi hermano hizo como si fuera a amarrarse las botas, sacó un papel, me lo entregó y me dijo: Este es el Comunicado número 1. Me comprometí con Inti (Peredo) entregarlo a la prensa y publicarlo. Tú tienes que cumplir ese compromiso. Yo le pregunté si era una orden. Dijo: Es un compromiso moral que hice, cumpliré y para mí es una orden y para ti también.

Viajé a La Paz con el comunicado, hablé con un gran amigo, periodista paraguayo, Luis J. González, con quien después de los acontecimientos guerrilleros, escribí el libro (sobre el Che titulado) El Gran Rebelde y acordamos ir a conversar con (Jorge) Carrasco, dueño y director del periódico El Diario, para quien yo trabajaba.

Al principio Luis no era partidario de esa gestión, consideraba que Carrasco estaba muy vinculado a la embajada norteamericana, que era la que financiaba al periódico, que no aceptaría e informaría de nuestras gestiones.

Yo pensaba que periodísticamente sería importante publicar esa primicia. Carrasco se asustó, empezó a preguntar de donde venía la fuente, que quien lo entregó, una serie de cuestionamientos inaceptables. Yo le dije que la fuente era de la Inteligencia Militar.

Viajé a Cochabamba, visité a Carlos Beccar, Director del periódico Prensa Libre, acordamos con otros periodistas proceder a la publicación del Comunicado. Así se hizo. Provocó una conmoción nacional. Las emisoras radiales mineras se enlazaron y cada cierto tiempo leían el comunicado. Fue un extraordinario éxito del movimiento revolucionario.

Carlos Beccar fue acusado de ser enlace de la guerrilla, pero ante las protestas de la asociación de periodistas y las manifestaciones estudiantiles, se creo un ambiente dañino para el gobierno.

Entonces las investigaciones se dirigieron a los Servicios de Inteligencia Militar y concluyeron que de esa Institución provenía la fuga del documento y todos nosotros quedamos libres de sospechas.



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