Fidel y la Revolución: antorchas de paz, amistad y soberanía

Édité par Martha Ríos
2017-10-11 15:10:54

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Fidel Castro. Foto: Archivo

Por Tania Rendón Portelles

A pocos días del Festival Mundial de la Juventud y los Estudiantes, a celebrarse en la ciudad rusa de Sochi, se hace patente aún más lo que es y significa la Revolución cubana, que lleva en su sangre el amor, la hermandad, el sacrificio, la juventud y la esperanza.

Y como no es posible hablar de la historia de esta pequeña isla caribeña sin pensar en Fidel -como también resulta imposible referirse a la fiesta de las juventudes progresistas del orbe, sin tenerlo en cuenta-, es que el Guerrillero del Tiempo se siente vivo en el espíritu y pensamiento.

Mientras la primera cita universal de la juventud transcurría en Praga, en 1947, y se convertía en plataforma política para la denuncia de los crímenes del imperialismo, la violencia y la discriminación; al otro lado del mar existía ya un joven audaz universitario que poseía esos principios de lucha, cuya determinación hizo posteriormente posible cumplir el sueño del Apóstol de una Revolución “con todos y para el bien de todos”.

A solo unos meses del triunfo de la Revolución, el ejemplo y respeto ganados por Fidel hicieron que su nombre y el de la Isla se escucharan en Viena cuando ocurría el séptimo festival.

Para esa fecha, el Comandante en Jefe se convertía en líder de las causas más justas de los pueblos, con el precedente sentado por personalidades como Nicolás Guillén, Raúl Valdés Vivó, José Massip, Antonio Núñez Jiménez, Alfredo Guevara, Carlos Rafael Rodríguez y muchos otros, quienes habían escrito páginas gloriosas en la memoria de ediciones anteriores del evento.

En 1978 la nación cubana tuvo la honra de ser, por idea de Fidel, el primer país sede de estas reuniones fuera de Europa, a pesar de ser tercermundista y pertenecer a América Latina, lo que daría un vuelco a la historia de tales foros.

Si siete años después de Pyongyang, sede de la décimotercera edición, logró rescatarse la tradición de estos eventos del olvido es porque lo convidó el líder histórico de la Revolución, luego de una marcha multitudinaria contra el bloqueo en el Festival Internacional Cuba Vive.

Y fue de esta manera que, en tanto se presagiaba el fin de las ideologías y la historia luego del derrumbe del campo socialista, Fidel puso a Cuba a las órdenes de la juventud del orbe para organizar, no ya un festival internacional con mil 300 delegados de 66 países, sino uno mundial, con 10 mil o más.

Muchas historias de alegría, compañerismo, amor y generosidad se conocieron del 28 de julio al cinco de agosto de 1997 cuando aconteció, nuevamente, este encuentro en La Habana, pues los cubanos hicieron de sus casas el hogar de miles de delegados de todo el orbe.

Con más voluntad que recursos materiales, la juventud de la Mayor isla de las Antillas validó cuánto puede hacerse cuando existe altruismo y compromiso; y en esa cita, a pesar de que Cuba se encontraba en el llamado Período Especial, no faltó lo más importante: el debate político, la defensa de la soberanía, así como el disfrute y la amistad.

Aprovechando cada escenario de los festivales, Fidel siempre denunció al imperialismo; de ahí que sus ideas han estado presentes en cada representación cubana a estas citas mundiales.

La mayor prueba de lo que fue y es Fidel para la juventud progresista y democrática del planeta, es que Sochi 2017 estará dedicado a ese incansable comunista, por lo que se sentirá más presente en cada debate político, en el accionar a favor de la solidaridad antimperialista y la paz.

No podría ser de otro modo: desde 1959, en cada foro de este tipo se habla de él y de la Revolución cubana, de trincheras de lucha y justicia social y, sobre todo, de antorchas para un futuro mejor.

(Tomado de la ACN)



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