Círculos Infantiles: De las obras más humanas de la Revolución

Édité par Martha Ríos
2018-04-10 16:24:38

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El máximo impulsor de estas instituciones fue el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz. Foto: Archivo

Por Alina M. Lotti

Cuando “repasa” los años de su niñez, irremediablemente muchos recuerdos le traen los círculos infantiles, a donde su madre la llevó con menos de dos meses de nacida para poder incorporarse al trabajo.

Más de medio siglo ha transcurrido desde entonces y sin embargo Ana Lucía guarda —además de las imágenes— olores y sabores que nunca ha podido olvidar, como las del arroz con leche y la sopa de arroz, comidas muy sanas que se le ofrecen a los niños en esas edades de la vida.

Dormir en catres, comer sin ayuda de los adultos, abrocharse los zapatos, y aprender otras cuestiones elementales que dan cierto grado de independencia, constituyen también acciones importantes que los pequeños aprenden en estos espacios, que cada vez se han fortalecido con un personal calificado.

Los círculos infantiles nacieron el 10 de abril de 1961 —hoy celebran su aniversario 57— y han sido una de las obras más hermosas y perdurables de la Revolución, con un gran sentido humano, pues no solo coadyuvaron a la educación de los pequeños desde edades tempranas, sino que favorecieron la incorporación de las mujeres a la vida laboral.

Su máximo impulsor fue el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, quien le dio la tarea a Vilma Espín casi inmediatamente después del triunfo revolucionario, al ella dirigir la Federación de Mujeres Cubanas, organización que gran apoyo brindó a tales instituciones.

Conmovido por la situacion de los niños antes del triunfo de la Revolución, Fidel siempre

fue muy sensible ante las preocupaciones y necesidades de este segmento poblacional.

Él fue el promotor principal del surgimiento de los circulos infantiles en nuestro pais.

Así nacieron los tres primeros: Ciro Frías, Fulgencio Oroz y Camilo Cienfuegos, situados en barrios muy pobres, en los municipios de Arroyo Naranjo, Diez de Octubre y Centro Habana, respectivamente. Luego surgieron otros tantos, hasta llegar hoy a la cifra actual de mil 84 instituciones.

Hasta hace unos años, apenas tres municipios del país no contaban con tal servicio, hoy solo resta Cauto Cristo, en la provincia de Granma.

En la actualidad el Ministerio de Educación trabaja en su Tercer Proceso de Perfeccionamiento, en el cual esta comprendida esta enseñanza que en el presente curso escolar se renombró Primera Infancia, antes Educación Prescolar.

Psicólogos y pedagogos admiten que esta etapa resulta decisiva para el posterior desarrollo de la personalidad de los individuos, por eso resulta vital la atención constante por parte de todos los factores que en ella intervienen.  

A raíz del Tercer Proceso de Perfeccionamiento que lleva a cabo el Ministerio de Educacion, la Enseñanza Prescolar fue renombrada como Primera Infancia, y es un nivel al cual se le otorga la prioridad que merece.

El portal Cubaeduca (www.cubaeduca.cu) resalta que la enseñanza tiene como fin lograr el máximo desarrollo posible de los niños en las edades comprendidas de 0 a 6 años, lo cual incluye lo intelectual, lo afectivo-emocional, lo motriz, los valores, las actitudes, las formas de comportamiento y lo físico.

Este propósito —asegura— se plasma en un currículo sustentado en más del 80% en investigaciones cubanas.

Tales principios teóricos y metodológicos, así como las correspondientes orientaciones didácticas, se aplican de igual forma independientemente de las vías, que pueden ser institucional o no, pues la llamada Primera Infancia también comprende el Programa Educa a tu Hijo, que permite la atención de los pequeños en las propias comunidades donde residen bajo la tutoría de un personal especializado.

Hoy los círculos infantiles, adscritos al Ministerio de Educación, no satisfacen toda la demanda de la población, pues además de los problemas constructivos afrontan déficit de personal, para lo cual se han tomado disímiles alternativas, como la formación de auxiliares pedagógicas con jóvenes egresadas de preuniversitario.

Como obra genuina de la Revolución, estas instituciones llegaron para quedarse en abril de 1961, y mucho hay que agradecerles, ya que a pesar de los duros momentos vividos en el país —no olvidemos el llamado período especial— jamás cerraron sus puertas para educar a los niños desde las edades tempranas.

Hoy Ana Lucía es doctora y es muy probable que este amor por la profesión haya surgido en uno de esos salones donde los pequeños, en sus juegos de roles, comienzan a interesarse y conocer las más diversas profesiones y oficios; entre ellas las de constructores, médicos, maestros y, posiblemente, hasta la de periodista.

(Tomado de Cubasí)



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