¿Cuál será el resultado de la colaboración médica de Cuba?

Édité par Bárbara Gómez
2020-04-01 21:26:52

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En tiempos de crisis la mayor parte de la ciudadanía está pendiente, más que de costumbre, a las decisiones de gobierno e instituciones. Entre todo lo relacionado con el nuevo coronavirus, una arista que a nivel global ha atraído la atención de políticos, medios de comunicación y, naturalmente, de los beneficiados, es la determinación del gobierno cubano de enviar brigadas médicas a otros países que han demandado su apoyo.

Al momento de escribirse estas líneas, una docena de naciones directamente afectadas por el brote reciben personal sanitario desde La Habana, entre ellas: Italia (específicamente la región de Lombardía, zona hiperafectada), Venezuela, Granada, Nicaragua, El Salvador, San Vicente y las Granadinas, San Cristóbal y Nieves, Surinam y Jamaica.

Con la llegada a Andorra de un grupo de 39, ese pequeño Estado se convirtió en el segundo de Europa en recibir colaboración de la Mayor de las Antillas contra la pandemia. De acuerdo con medios noticiosos, ascienden a más de 40 los países solicitantes de ayuda cubana.

En este contexto, ¿cuál es la posición del gobierno estadounidense?

En un intento de deslegitimar la actuación de Cuba, Washington ha insinuado que para la Isla se trata de recuperar dinero perdido tras la cancelación de otras colaboraciones en materia da salud. El pasado 24 de marzo un tuit de la cuenta oficial del Buró de Democracia, Derechos Humanos y Trabajo, del Departamento de Estado, fue explícito en cuanto al asunto.

Es cierto que el cierre de ciertos convenios de colaboración (por ejemplo, el del Programa Más Médicos para Brasil, a fines de 2018) supuso una afectación financiera para el estado cubano, el cual percibía, conforme a los contratos suscritos al amparo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), una apreciable fracción de las ganancias generadas por la prestación de esos servicios.
No es justo, sin embargo, afirmar que la dirección del país y los galenos internacionalistas actúan meramente por interés económico. La historia cubana de los últimos 60 años muestra una supremacía de aspectos de índole moral e ideológica como leitmotiv de su colaboración internacional, por encima de pragmatismos.

En un ejemplo concreto, cabe retomar la respuesta del Dr. Carlos Pérez Díaz, al frente de la brigada cubana en Italia, a una pregunta referida a los pagos, durante una entrevista con prensa local pocos días atrás: “No hemos discutido ningún tipo de pago. Estamos aquí para colaborar, el gobierno italiano nos ha asegurado alojamiento y comida. Nuestra acción en esta región es puramente solidaria”.

Tampoco es apropiado dar crédito al gobierno estadounidense cuando se refiere a “abusos laborales” para hablar de la actividad desempeñada por los profesionales cubanos. Su concepción sobre lo laboral -que no tiene por qué asumirse con validez universal- en este caso retoma un objetivo recurrente de su política exterior respecto a Cuba: desacreditar la colaboración médica.

A lo interno de Cuba, un segmento de la opinión se pregunta hasta qué punto es loable sostener el envío de personal de salud, sin afectar el servicio sanitario doméstico. Sin embargo, a pesar de las preocupaciones generadas en un ambiente delicado como en el que se vive por estos días, es perceptible un apoyo mayoritario de los cubanos a la participación de su país en la batalla mundial contra el coronavirus.

Para Alejandro Sautié, ingeniero de 24 años, la decisión “es más que correcta”. Aunque no conoce los detalles de los acuerdos, opina que si es una cuestión de solidaridad, está bien hecho. “Por el momento tenemos capacidad hospitalaria y humana, entonces es válido mandar médicos al exterior ya que eso no significa que nos vayamos a quedar sin médicos aquí”. También expone otra arista: “al ayudar al mundo, indirectamente estás ayudando a Cuba; por ejemplo, si se elimina el virus en Italia no habrá temor a que algún turista italiano propague la enfermedad aquí”.

De modo similar piensa Yamir Pedroso, estudiante universitario, quien enfatiza en cuestiones de principios como trasfondo de la colaboración: “En estos momentos es cuando más presentes tienen que estar varios principios básicos de la Revolución, como la solidaridad y el internacionalismo. Nuestros médicos siempre han estado donde se les necesita, como en el terremoto de Haití o en la lucha contra el ébola en Sierra Leona, ¿por qué no debería ser igual en este caso? Además, eso demuestra la grandeza de Cuba, que, aun bloqueada, sigue dando el primer paso para ayudar donde se necesita”.

En tal sentido, las autoridades competentes han sostenido públicamente que, hasta la fecha, los recursos puestos al servicio de otras naciones no comprometen la situación sanitaria interna de Cuba.

¿Cuál es la repercusión inmediata, grosso modo, fuera del territorio nacional? No puede afirmarse que la presencia médica cubana en otras naciones está exenta de críticas y puntos controversiales exacerbados por políticos y medios de comunicación adversos a ella. Además de la consabida hostilidad estadounidense, puede citarse el caso, en Argentina, de individuos afines al ex presidente Mauricio Macri, así como de opositores del actual gobierno, quienes han liderado una corriente de opinión negativa mientras otros actores han evaluado la idea de la colaboración cubana.

Al mismo tiempo, gobiernos como el de Rusia elogian a las brigadas de salud cubanas. El ministerio de Asuntos Exteriores de Andorra da cuenta de su derecho soberano de entablar cooperación con la Isla, pese a las consideraciones de Washington. Eurodiputados italianos envían carta de agradecimiento a embajada de La Habana en Bélgica. El Foro de Sao Paulo, organización política regional, también saluda el gesto humanitario.

Será un poco difícil anular el rol que al parecer desempeñará la Isla en esta guerra contra el coronavirus, especialmente en territorios con un sistema de salud frágil, como pueden serlo los de varios países del área latinoamericana.  

Del otro lado del Atlántico, las batas blancas de Cuba también captan la admiración de los europeos. A su paso por España, de camino a Andorra, los taxistas del aeropuerto de Madrid presionaron sus cláxones ante la presencia de los colaboradores y generaron una ola de aplausos. En Lombardía se levantó una valla en honor a los salvadores venidos del Caribe…

Obviando las consideraciones políticas, lo más importante que en el mediano plazo perdurará será la vida de quienes ellos logren salvar en esta guerra; ese resultará el mayor resultado. (Tomado de Cubasi).



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