Cumbre del G-7

Édité par María Candela
2023-05-22 16:41:41

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Imagen ilustrativa

Por Alfredo García Almeida*

La cumbre del G-7 comenzó el pasado jueves en Hiroshima, con el objetivo de reforzar alianzas diplomáticas en torno al “imperio de la ley” y “la integridad territorial”, en el contexto de la creciente polarización mundial sobre la guerra híbrida que libra EEUU contra Rusia en el territorio de Ucrania.

El G-7 fue fundado en marzo de 1973, a petición del secretario del Tesoro norteamericano, George Shultz, por los ministros de Finanzas de Alemania Occidental, Estados Unidos, Francia, Reino Unido y Japón. En 1975 se incorporó Italia y en 1977 Canadá. El G-7 representa a los países más ricos del planeta, cerca del 58 % de la riqueza neta mundial y más del 46 % del (PIB) mundial.

Sin embargo, desde 2014, el Atlantic Council, un think tank miembro de la OTAN, con sede en Washington D.C., fundado en 1961 con la misión de fomentar la continuación de la cooperación entre América del Norte y Europa iniciada al final de la II Guerra Mundial, ha celebrado el “Foro de Estrategia D-10”, considerado como una alternativa al G-7, donde participan las “democracias líderes” que apoyan un “orden democrático basado en reglas”, (Alemania, Australia, Canadá, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, Italia, Japón y Reino Unido, más el Consejo Europeo y la Comisión Europea). Mientras España, India, Indonesia y Polonia, son miembros observadores. En otras palabras: El G-7 constituye el principal bloque de potencias occidentales, en la actual confrontación contra  Rusia y China.

Según, Daniel Morales Ruvalcaba, Profesor Asociado en Sun Yat-sen University, China: “El G7 puede ser definido como una alianza conformada por un grupo selecto de Estados, con un posicionamiento estructural similar, resultado de la coincidencia en sus capacidades nacionales, sin barreras ideológicas, con disposición para coordinar sus políticas hacia la consecución de objetivos comunes y la voluntad para establecer algunos medios técnicos de cooperación”.

Japón, único país no occidental en el G-7 como anfitrión de la cumbre, seleccionó una ciudad japonesa víctima de un bombardeo atómico lanzado por EEUU durante la II Guerra Mundial, que dejó 140.000 civiles muertos, para atizar el conflicto de Washington con Moscú y Pekín. El invitado especial a la cumbre, es el presidente ucranio, Volodimir Zelensky.

Trascendió que el primer ministro japonés, Fumio Kishida, promovió la participación en la reunión de Corea del Sur, India, las islas Cook, las Comoras, Vietnam, Indonesia, Australia y Brasil, así como los principales organismos internacionales neoliberales, acto considerado por expertos, para fortalecer el bloque político-militar que lidera Washington.

La derrota militar de Japón y la ocupación de su territorio por EEUU, que sin disimulo perdura hasta nuestros días, (18.000 soldados), impuso a Tokio una Constitución pacifista en 1946 que está llegando a su fin, por el creciente involucramiento de Japón en el conflicto de Washington con Pekín. El gobierno japonés aprobó el mayor giro presupuestario en Defensa, el 2% de su PIB para alcanzar en 2027, cuota impuesta por la OTAN a sus miembros europeos, mientras negocia ser sede de la primera oficina de enlace de la Alianza Atlántica en territorio asiático.  

* periodista, colaborador desde Mérida, Yucatán.

 



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