¡Olvidado Haití!

Édité par María Candela
2023-07-12 06:31:11

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Ariel Henry, quien ocupa el cargo tras el magnicidio del presidente, ha pedido una intervención internacional
desde el pasado octubre, contando con el apoyo de la ONU. (Foto:Periódico Prensa Única)

Por Alfredo García Almeida*                       
 
“El camino al infierno, está empedrado de buenas intenciones”: El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, llegó a la capital haitiana en una visita relámpago el pasado 1 de julio y pidió una “intervención internacional” para restablecer el orden en Haití.
 
“La gravedad de la situación (nos) exige una atención urgente y sostenida, que sitúe a las víctimas y a la población civil en el centro de nuestras preocupaciones y prioridades”, declaró el alto diplomático, tras comprometerse a hacer gestiones para que “los países con capacidad de respuesta militar”, actúen dentro de Haití, “para desmantelar las pandillas como un primer paso y con la aprobación previa del Consejo de Seguridad”.

Al parecer, Guterres olvidó que en las elecciones presidenciales de Haití en febrero de 2001, un movimiento democrático autóctono iniciado en 1991 en torno al sacerdote salesiano, Jean-Bertrand Aristide, obtuvo la victoria con el 91,69% de los votos, convirtiéndose en el primer presidente elegido democráticamente en la historia de Haití. A las medidas progresistas tomadas por Aristide, la “oposición” conservadora-comercial se agrupó en la “Convergencia Democrática” y el “Grupo de los 184” que a principios de 2004, derivó en una insurgencia armada para derrocar al presidente con el apoyo de EEUU, Francia y Canadá.

Aristide fue derrocado por un golpe de Estado del Ejército en febrero de 2004 y secuestrado por un comando de fuerzas especiales norteamericanas que lo desterró a Sudáfrica. A partir de entonces, fueron enviadas a Haití 5 misiones de cascos azules de la ONU, incluyendo la polémica “Misión de Estabilización de las Naciones Unidas en Haití” (Minustah) establecida desde 1 de junio de 2004 hasta octubre de 2017.

“Por 20 años, Haití tuvo en su tierra cinco misiones orquestadas por la ONU, que solo empeoraron la situación del país caribeño en todos los niveles”, señaló la doctora en Ciencias Políticas de la UNAM, Sandra Kanety. “Cierto es que la Misión no logró proporcionar estabilidad al país ni coadyuvar a los objetivos de seguridad y desarrollo; por el contrario, ha sido una de las misiones de paz más cuestionadas por las múltiples y graves acusaciones sobre violación a derechos humanos, abuso sexual, prostitución y diseminación de enfermedades, que han costado muchos recursos humanos y materiales al pueblo haitiano, sumiéndolo aún más en la pobreza”, afirmó Kanety en un estudio publicado por la Escuela Latinoamericana de Cooperación y Desarrollo (ELACID) en Colombia.

El deterioro político, económico y social de Haití, se recrudeció a partir del asesinato del  presidente, Jovenel Moise, en julio de 2021 por un comando de mercenarios, una epidemia de cólera y un reciente terremoto. El primer ministro, Ariel Henry, quien ocupa el cargo tras el magnicidio del presidente, ha pedido una intervención internacional desde el pasado octubre, contando con el apoyo de la ONU.  

El camino para “ayudar” a Haití, que reitera Guterres, es el mismo que Francia emprendió en el siglo XVIII y que perdura hasta nuestros días, gracias al apoyo de EEUU y Canadá, como eterno castigo contra la primera revolución esclavista exitosa que registra la historia, mientras se desestima la mediación del CARICOM para una solución democrática.

* periodista, analista internacional colaborador desde Mérida, Yucatán.

 



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