Llamas de Bayamo que iluminaron a Cuba (+Foto)

Édité par Martha Ríos
2024-01-12 16:42:30

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Pintura ubicada en la sede de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Bayamo.

Por: Leipzig del Carmen Vázquez García

Cuentan que aquella madrugada del 12 de enero de mil 869, Bayamo ardía en llamas y crecía el deseo de ver una Cuba libre.

“Bayameses, ante la desgracia que palpamos y los horrores que se avecinan, solo hay una resolución, ¡prendámosle fuego al pueblo! Que las cenizas de nuestros hogares le digan al mundo de la firmeza de nuestra decisión de liberarnos de la tiranía de España. ¡Qué arda la ciudad ante de someterla al yugo del tirano!”

Ese fue el clamor del pueblo que ansiaba la libertad y defendía su independencia.

Para repasar los hechos nos encontramos con Ludín Fonseca García historiador de la ciudad de Bayamo, capital de la provincia cubana de Granma.

Este hombre pausado nos invita a caminar hasta una de las edificaciones que soportaron el fuego: la capilla de Nuestra Señora de los Dolores, junto a la iglesia.

Detiene su paso, allí en lo que hoy se conoce como Plaza del Himno, donde por primera se cantó el Himno Nacional, marcha patria, creada por Perucho Figueredo (1818-1870).

En ese sitio de tanta historia narra como la reluciente urbe del siglo diecinueve quedó reducida a crujientes escombros carbonizados, pero no rendida a los españoles.

“Debemos recordar que antes del incendio de Bayamo, la ciudad estuvo en poder de los revolucionarios cubanos durante 85 días. Se convirtió en la capital de la revolución desde el 20 de octubre de 1868 hasta el 12 de enero de 1869, donde se dictaron medidas muy radiales para la época como fue la enseñanza gratuita y la creación de las milicias”, señaló.

Narra que los españoles habían intentado varias veces tomar la ciudad, pero no lograban su objetivo.

Ludín Fonseca. Foto tomada de Habana Radio

“Prepararon una columna al mando del Conde de Valmaseda con seis piezas de artillería, más de dos mil hombres y caballería y salieron desde Las Tunas hacia Bayamo. Se preveía que la columna no pasara el rio Cauto, pero no fue posible y entran a Bayamo el 15 de enero de 1869 encontrando la ciudad en ruinas”, agrega Fonseca.

Los documentos de la época recogen que más de mil viviendas desaparecieron en esa quema y más de 7 mil personas salieron a la manigua, esto demostró que Cuba había comenzado el proceso de evolución a nación.

Acota que “la oligarquía bayamesa comenzaba a vivir con los sectores bajos de la sociedad, aparece el ajiaco como un alimento para sobrevivir en medio de condiciones difíciles y escasez. Por ejemplo, el calesero de Francisco Vicente Aguilera llega a alcanzar los grados de teniente coronel del Ejército Libertador y se convirtió en un símbolo, un negro que vivió entre la clase alta de esa sociedad y con las mismas condiciones”.

Destaca el historiador bayamés que aunque algunos pobladores se opusieron al incendio de la ciudad, la mayoría prefirió quemarla antes que entregarla intacta al colonialismo español.

Y así, blancos, negros y mulatos se unieron por una sola causa que iluminó al resto del país. Cientos de mujeres cargaron a sus niños e incendiaron sus pertenencias, muchos ancianos olvidaron la gravedad de sus años...

Se recuerda a Perucho prendiéndole fuego a su piano y a sus lujos; a Aguilera, el millonario, viendo arder sus arcas. Ellos también marcharon a la manigua con muy poco a cuestas, sin otra luz que la de la independencia.

En sus Estampas de Bayamo, José Carbonell cuenta: “Un volar de palomas y rugir de techos calcinados de la que fuera rica y culta ciudad, era lo que presenciaban los ojos atónitos de los españoles”.

Tremenda aquella obra de los bayameses, aquella prueba de desprendimiento, patriotismo y unidad que a 155 años mantienen su vigencia en la rica historia de la mayor isla de las Antillas.

 

 

 



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