Cuba: Regresan aves migratorias a sus lugares de origen

Édité par Pedro Manuel Otero
2016-05-28 09:52:53

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Carahatas. Villa Clara, 28 may (ACN) Bijiritas, mariposas, patos silvestres y gallaretas piquiblancas, entre otras aves migratorias que visitaron el archipiélago cubano durante los últimos meses, regresan a sus lugares de origen para reproducirse y continuar el ciclo de la naturaleza.

El área marina protegida Picúa-Cayo Cristo, al norte de Villa Clara, es uno de los destinos preferidos por 50 especies de la avifauna, y es reservorio de cientos de miles de ejemplares, que llegan a descansar, alimentarse o procrear, explicó a la ACN Raydel Díaz, especialista principal de esa entidad.

La abundante agua, alimento y seguridad para el descanso, son los mayores atractivos del sitio para los pájaros, algunos con una gran población, como la gallareta piquiblanca con bandos de hasta mil ejemplares, agregó el investigador.   

Destacó la calidad de las aguas del mar y la gran manifestación de algas en el fondo, importante para asegurar el alimento.

Significó que luego de muchos años de instrucción y educación ambiental con los habitantes de las comunidades aledañas a los lugares donde reposan, se logró que esas personas devengan protectores de los pájaros y eviten los robos de pichones.

La efectividad de las acciones se manifiesta en la llegada de nuevas especies, entre ellas los pelícanos blancos, que arriban, desde hace unos tres años, en grupos de hasta 60 individuos, aseveró.

Díaz agregó que la zona tiene una fuerte vitalidad en cuanto al trasiego de los pájaros desde y hasta otras latitudes, y a modo de ejemplo citó que en estos momentos se mantienen bandos de garzas que anidan en Cuba, para luego partir.

Jaime Febles, director del área protegida Las Picúas-Cayo Cristo, significó que han logrado estabilidad en la llegada y reproducción de los flamencos.

Recordó que en 2001 comenzó un proyecto educativo, que incluyó a los más de 600 pobladores de Carahatas, asentamiento donde está ubicado el sitio de procreación, pues la caza furtiva para comercializar los pichones y el daño físico a las crías eran frecuentes, lo cual impedía el crecimiento poblacional.

Por carecer de agentes agresores y contar con alimentos necesarios, la colonia logra cada año -desde 2003- cuatro millares de pichones, con una sobrevivencia del 100 por ciento, acotó Febles.

 Esos nuevos ejemplares una vez crecidos  incrementan los bandos del Caribe y es una muestra de la calidad del trabajo de conservación realizado en Cuba, significó.    



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