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La Habana, 27 oct (RHC) Más allá de la pandemia de la COVID-19 y de la imposibilidad de los creadores de acceder a espacios expositivos y de sana confrontación, la II Bienal de Artes Visuales Fayad Jamís, celebrada de forma virtual en la ciudad cubana de Sancti Spíritus, se caracterizó por la excelente factura de sus piezas, lo cual habla de las ganas de hacer de sus autores.
Unas 37 obras de estilos diversos confluyeron por estos días en la cita que, para suerte de los propios artistas y del público, en general, logró extenderse a las cercanas provincias de Cienfuegos, Villa Clara y Ciego de Ávila, una iniciativa muy aplaudida también por quienes tuvieron a cargo la revisión de cada creación en concurso.
Integrado por prestigiosos cultores de esta manifestación y por críticos de arte como Maykel José Rodríguez Calviño, por ejemplo, el jurado ratificó la altísima calidad de las propuestas e instó a exhibirlas de forma presencial, una vez que la situación epidemiológica lo permita, en galerías de los cuatro territorios del centro del país que intervienen en el encuentro.
Tras profundos análisis, el tríptico No tengo tiempo para ceremonias, de la afamada espirituana Luisa María Serrano (Lichi), se alzó con el gran galardón de la bienal convocada por el Comité Provincial de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba en Sancti Spíritus; en tanto, otros participantes recibieron premios y menciones.
Desde hace varias décadas, gracias a un estilo muy particular y a una probada calidad, Lichi es una de las creadoras más aplaudidas de esta provincia; de ahí que a pocos asombrara este reconocimiento que avala la forma en la que muestra elementos conflictuales de la sociedad contemporánea, tomando como punto de partida valores autorreferenciales que expresan la espiritualidad de esta mujer.
En igualdad de condiciones, No toques mi alma, de Laura Vaillant Agramonte; Contemplador de Bosques, de Juan Carlos Lage; y Fe, de Alexander Hernández Chang, fueron acreedores de los otros premios del evento.
Mientras la pieza de Vaillant Agramonte sobresale por su altísimo nivel estético y conceptual que seducen al espectador y, a su vez, lo ponen a pensar en torno a la condición humana, el dibujo de Lage destaca por su visión abarcadora de arquetipos, los cuales sabe traducir muy bien en un cuadro de inmensa proporción estética.
Lo curioso de esta obra incluida en la serie Retiros, destacó a la prensa el propio Lage, es que fue realizada antes de la llegada del virus del SARS-CoV-2, pero sus presupuestos coinciden con lo que está sucediendo, pues las personas han tenido que distanciarse de los espacios más concurridos para aislarse.
La instalación de Hernández Chang que pertenece a la serie Arte Sacro y que tiene que ver con la necesidad de fe que posee el hombre, principalmente en estos meses, hace un uso coherente de elementos de amplia confesión popular y le otorga nivel estético a lo manipulado para crear una pieza de excelente gestión artística.
De acuerdo con el también presidente de la filial de la Asociación Hermanos Saíz en esta región, esta es una cita que, pese a las distancias físicas, propicia un fructífero acercamiento a todo cuanto se hace en otros lugares.