La Habana, 27 Jul (JIT) Como a un hijo al que llevas de la mano durante toda la vida, así ha sido la relación del cubano Javier Sotomayor con sus récords mundiales en salto de altura.

Un 27 de julio, hace 27 años, casi al filo de la noche en Salamanca, España, el caribeño volvió a hacer historia… Volvió porque aquella era su ciudad desde que en septiembre de 1988 implantara la primera de sus seis cotas universales (2.43).

La hazaña de 1993 perdura en los libros. Se trata de los 2,45 metros que le convierten en el único cubano que ostenta actualmente un récord del orbe en atletismo.

Cuentan los que presenciaron aquella jornada calurosa, que todo comenzó como siempre… Primero tomó nota “mental” de lo que se proponía saltar, siguió el impulso con sus acostumbrados pasos hacia atrás y luego la elegante carrera directo al ataque.

Rozó ligeramente la varilla en la entrada, pero esta resistió y las largas piernas sobrepasaron limpiamente el obstáculo… Los 2,45 quedaron vencidos y Sotomayor volvió a sonreír intensamente.

No por contada muchas veces, la historia deja de emocionar. Solo imaginar a un hombre capaz de sobrepasar la altura de una portería de fútbol, apenas ayudado por el impulso de sus piernas, impresiona. Por eso nunca desaparecerá el regocijo de que se trate de un cubano.

Javier se declara preparado para que un día su marca sea destrozada, pero mientras llega ese momento sigue disfrutando un privilegio reservado a pocos.

El registro, uno de los más añejos del Deporte Rey, sintió cierto peligro con los 2,43 logrados por el catarí Mutaz Essa Barshim, pero todo se ha “enfriado” y no parece cercana la caída de esta mítica marca.

A pocos meses de cumplir 53 años de edad, Sotomayor sigue sonriendo y le sobran motivos para ello. Además de recordista al aire libre y bajo techo, este hijo pródigo de Limonar fue campeón olímpico y cinco veces del orbe. También reinó en juegos panamericanos y centrocaribes, y en cuanta competencia se propuso.

Ganador del Premio Príncipe de Asturias de los Deportes y padre de cinco hijos, Sotomayor es un hombre sencillo, ídolo de una Cuba en que ha sido feliz; de una Isla desde la cual se convirtió en rey.