El Bloqueo que nos "inventamos" en el deporte (I)

Édité par Orlando González Cruz
2021-05-15 11:18:25

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La Habana, 15 may (RHC) El Bloqueo Económico, Comercial y Financiero impuesto por el gobierno de Estados Unidos sigue siendo el principal obstáculo al desarrollo de Cuba, y en esa misma dimensión afecta al sistema deportivo gestado con la Revolución de Fidel a partir de 1959.

Ni la pandemia de la covid-19, ni el reciente cambio de poder en Washington, han abierto una rendija para que esa criminal política y las más de 240 medidas adicionales aprobadas por Donald Trump dejen de golpear al pueblo cubano, a todos por igual, sin detenerse a preguntar a las personas por su ideología, credo, color de la piel, sexo o fuente laboral.

Todos hemos asistido a la dura escena de un país enfrentado a la pandemia, a la crisis económica global y a la subversión política y mediática, sin que el sentido común imperial (si eso existiera) considere la importancia de plantear una tregua o poner fin al injustificado asedio.

Han sido meses complejos, marcados por carencias materiales, aislamientos dolorosos y muertes inconsolables. El gobierno nacional ha maniobrado al límite para que el país siga funcionando y vaya adelante con su ambicioso programa de desarrollo.

A veces parece hasta mentira que estemos aquí, de pie y mayoritariamente a salvo, empezando un proceso de vacunación masiva con dosis netamente cubanas, fruto de nuestra ciencia y llamadas simbólicamente Soberana y Abdala.

En medio de todo eso y más ha estado el deporte, limitado en gran medida, pero no borrado del mapa. Primero porque sus trabajadores se han volcado a las tareas del momento, y luego porque la 60 Serie Nacional de Béisbol vio la luz y también se reactivó la preparación para los Juegos Olímpicos y Paralímpicos de Tokio 2020, por solo citar algunos ejemplos.

Cuando el nuevo coronavirus iniciaba su real impacto en la Isla, hacia el segundo trimestre de 2020, las autoridades del Inder anunciaron que las pérdidas del año anterior como resultado del Bloqueo ascendían a cerca de 10 millones de dólares, el dato más grande jamás calculado.

Ahora, hace solo unos días, se ha certificado un daño superior a los 6 millones 300 mil dólares, lo que en el contexto de la covid y la crisis económica representa también una herida colosal.

Los servicios de la empresa Cubadeportes S. A., el acceso a aseguramientos diversos; las actividades del alto rendimiento y el deporte para todos, y la vitalidad del sistema médico deportivo aparecen como los ámbitos más afectados, aunque el oscuro manto llega más lejos, a asuntos más o menos tangibles.

El ideal olímpico y los preceptos del fair play pasan una y otra vez por el vertedero moral del gobierno de Estados Unidos y sus lacayos, ya bien los que cantan sus desmanes y los que hacen cómplices silencios. 

El Laboratorio Antidoping de La Habana, empeñado en proteger al mundo de inaceptables trampas, no puede trabajar con la estabilidad que la ciencia amerita. Allí no se fabrican armas letales, ni se fraguan campañas de izquierda, ni se apoya a gobiernos “enemigos de Occidente”. Sin embargo, para acceder a la tecnología y los insumos necesarios debe pagarse como norma un 30-40 por ciento más porque las empresas norteamericanas no pueden venderle.

Las federaciones deportivas cubanas, no gubernamentales por origen y ley, también son golpeadas por el engendro del Bloqueo. Sépase que pasan las de Caín para pagar sus afiliaciones anuales, sin lo cual los atletas no tendrían permiso para competir internacionalmente, y que muchas veces sus federativos se ven privados de asistir a eventos y reuniones por cuestiones de visado y viaje.

En esta época de pandemia se han hecho usuales los eventos virtuales a través de plataformas online, varias de las cuales son estadounidenses y nos están vetadas. «Esta página no está disponible en su país», puede leerse usualmente al requerirlas, con toda la hipocresía que cabe en esas letras.

ACOSO, VIGILANCIA, GOLPES BAJOS…

Al cierre del año 2020, Cubadeportes S. A. dejó de ingresar a su cuenta más de 2 millones dólares por concepto de servicios prestados al exterior. Las dificultades para concretar transferencias bancarias, y el asedio en ese entorno, impidieron cobrar sumas desde Mali, Namibia, Djibouti y Cabo Verde, así como emprender nuevos negocios en varios países. Esos ingresos no representan un lujo, pero garantizarían el acceso a servicios y la compra de bienes muy necesarios para la vitalidad del sistema deportivo en la Isla.

Otro capítulo oscuro en este sentido tiene que ver con el no arribo a las cuentas de las federaciones nacionales de montos correspondientes a la contratación de atletas y otros conceptos. Ocho de esas sufren deudas ocasionadas por la falta de una vía para el envío financiero. En la lista aparecen las asociaciones de béisbol, polo acuático, ciclismo, softbol, voleibol, balonmano, baloncesto y fútbol, lo que completa una cifra por encima del millón 519 mil dólares.

LA LUCHA ANTIDOPAJE PUEDE ESPERAR

Si faltaran elementos para considerar absurda e inmoral la política de Bloqueo, pensemos que el gobierno norteamericano se propone el cierre, la asfixia del Laboratorio Antidoping de La Habana (LAH).

Si no fuera así, por qué impedir el acceso a anticuerpos monoclonales para la determinación de eritropoyetina; o a insumos, recambios y piezas de las firmas Agilent y Thermo Scientific; por qué no permitir la compra de kits para la detección de la hormona de crecimiento o del imprescindible equipo LC/MS Orbitrap; por qué obstaculizar los intercambios académicos con investigadores de laboratorios acreditados en Estados Unidos, quienes ni siquiera se atreven a responder simples correos electrónicos.

Por qué perseguir los pagos que el LAH necesita hacer a la Agencia Mundial Antidopaje, y aquellos que merece recibir por los servicios de alto estándar prestados a organizaciones en el exterior. La respuesta es simple: en el caso de Cuba, la lucha antidopaje puede esperar a que la política se acomode a sus antojos.

LAS MEDALLAS DUELEN

Las medallas de un país socialista duelen en Washington desde los trágicos días de la Guerra Fría, si es que pudiéramos dar por terminada esa marca histórica de la segunda mitad del siglo XX.

Sin embargo, a juzgar por la aplicación del Bloqueo siguen molestando los triunfos deportivos de Cuba y la estrategia de enfrentamiento se basa en la negación de medios e implementos de alta gama; de información, bibliografía e investigaciones avanzadas; de amplios intercambios deportivos; de acceso a fuentes de financiación y a premios en metálico legítimamente ganados.

Como bochornoso debe calificarse el trato ofrecido a varios atletas y entrenadores cubanos durante trámites de inmigración y aduana en suelo norteño, y el colmo sigue siendo que nuestras delegaciones se deban visar en terceros países para acceder a eventos en Estados Unidos.

¿La razón? Esa falacia de los ataques sónicos o el “Síndrome de La Habana”, como le llaman, que ahora dicen se manifiesta en varias ciudades de su país. No es ocioso recordar tampoco que primero el Bloqueo, y luego la suspensión de una licencia por parte de Trump, derribaron el histórico acuerdo de diciembre de 2018 entre la Federación Cubana de Béisbol (FCB) y la Major League Baseball (MLB).

Y tampoco puede soslayarse que aquel irresponsable acto ha terminado siendo un incentivo para el movimiento irregular de nuestros peloteros, fenómeno conectado de muchas maneras al tráfico de personas.

Por tanto, en el año 2020 tampoco vimos concretarse la presencia ordenada de beisbolistas de la Isla en la MLB, y volvimos a quedar fuera de la Serie del Caribe, un asunto que sin declararse abiertamente sigue dependiendo de los designios del país del norte. Hay mucho más que denunciar. Ya leeremos…

Tomado de JIT.



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