Joe Biden pronunciará esta noche su primer discurso a la nación

Édité par María Candela
2021-03-11 17:17:16

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Imagen de archivo/RHC

Washington, 11 mar (RHC) Joe Biden pronunciará esta noche el primer discurso de su presidencia, a la nación, para conmemorar el primer aniversario de la pandemia de coronavirus, cuando Estados Unidos y el resto del planeta entran en su segundo año de emergencia sanitaria, con muchos países en su tercera ola del brote y la aparición de nuevas variantes del virus.

Ha trascendido que Biden expresará sus puntos de vista sobre el impacto de la crisis sanitaria sobre la nación, en un momento en el que más de 500 mil estadounidenses han muerto como resultado de la COVID-19.

Según adelantó la portavoz de la Casa Blanca, Jen Psaki, el primer mandatario hablará de los muchos sacrificios que ha hecho el pueblo en el último año y de las pérdidas que han sufrido las comunidades y familias de todo el país.

Biden buscará, además, destacar el papel que desempeñarán los estadounidenses en la derrota del virus y el avance del país hacia la vuelta a la normalidad.

En ese contexto, Biden reflexionará también en torno al nuevo paquete financiero por uno coma nueve billones de dólares para combatir la epidemia, cuya aprobación por el Congreso, pese a la oposición republicana, le significó su primera gran victoria legislativa.

Biden ya dio a conocer su intención de defender por todo el país ese plan, para que entre en vigencia el segundo paquete de auxilio financiero más caro en la historia de Estados Unidos, a la vez que el mayor refuerzo de las últimas décadas en el ámbito de las protecciones sociales en la superpotencia.

Aunque la mayor parte de los fondos irá a los gobiernos estatales y locales para impulsar la recuperación económica, la iniciativa propuesta por Biden sobresale por medidas sociales como los pagos directos de mil 400 dólares a muchos estadounidenses, ayudas al alquiler y una moratoria en los desahucios de inquilinos.

Figuran también la ampliación hasta septiembre del complemento de 300 dólares semanales al subsidio de desempleo, la concesión de subvenciones a las pequeñas y medianas empresas, así como más dinero para la producción y distribución de vacunas.

Según analistas, el paquete de ayuda sentó las bases para una reforma duradera del llamado Estado de bienestar en el país, pues Biden y los demócratas buscarán legislar y hacer permanentes las medidas de protección social, cuya red actual en la nación norteña está mucho menos desarrollada si se le compara con el resto de los países industrializados, en especial los europeos.

El cálculo de los demócratas es que cuando llegue el momento de decidir sobre la continuación de las medidas, la cercanía de las elecciones legislativas de noviembre del 2022 hará mucho más difícil que los republicanos se opongan a ellas.

Observadores consideran que los demócratas pisan sobre seguro, pues el 75 por ciento de los estadounidenses apoya el plan de rescate de Biden, mientras que la actitud hacia los subsidios gubernamentales ha cambiado desde la gran recesión del 2008, con el 47 por ciento de la población pidiendo ahora que el Estado haga más para solucionar los problemas económicos, 11 puntos más que hace una década.

Incluso, la idea de aumentar las ayudas directas a las familias no solo ha ganado impulso entre los demócratas, sino también entre los republicanos, aunque divergen en las fórmulas para hacerlo.

En cualquier caso, la puesta en marcha del proyecto de ley de estímulo económico es un avance significativo para el gobierno de Biden, quien asumió el cargo prometiendo acciones rápidas, con la prioridad puesta en el enfrentamiento a la COVID-19, como parte de medidas para hacer retroceder el legado tóxico y divisivo de Donald Trump.

De hecho, en los últimos meses de su presidencia, Trump había perdido todo interés en combatir la COVID-19, pues estaba más preocupado por impugnar su aplastante derrota electoral, alegando motivos falsos.

Incluso, Trump llegó a reconocer que había minusvalorado adrede la gravedad de la COVID-19 en los primeros meses de la pandemia para que no cundiera el pánico.

Además, Trump se negó durante meses a llevar mascarilla en público y llegó a contagiarse de la enfermedad a finales de septiembre, y tuvo que ser ingresado en un hospital, donde comenzó a recuperarse después de que se le administrara un cóctel experimental de anticuerpos.

En cambio, a su llegada a la Casa Blanca, Joe Biden impuso un mandato federal para el uso de mascarilla en instituciones federales y transporte público, y ha prometido que habrá vacunas suficientes para todos los estadounidenses que quieran inmunizarse de aquí a finales de mayo.

(Cubasi)



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