
Fotos: Nuria Barbosa
Por: Nuria Barbosa León
«China me enseñó más que una profesión», confesó el Coronel de la Reserva y piloto jubilado, Henry Pérez Martínez, quien cursó su carrera en la República Popular China entre el año 1961 y 1963, gracias a la ayuda solidaria brindada por la nación asiática a la Revolución naciente en el Caribe.
Relata que de China se trajo el aprendizaje del idioma mandarín y valores adquiridos como la modestia, el ahorro y el culto al trabajo.
Una de las anécdotas más preciadas que guarda es cuando dejó en su plato algo de arroz y uno de sus instructores le explicó que si cada persona dejara un grano de arroz en un día, equivaldría a alimentar a otro compañero, pero si se suma en un mes y en un año serviría para alimentar a toda una ciudad, de ahí su noción de nunca dejar comida en su plato y servirse siempre lo exacto a comer.
El curso lo impartieron representantes de la Fuerza Aérea del Ejército Popular de Liberación de China, en el aeródromo Wusu en la ciudad de Taiyuan de la provincia Shanxi, en aviones Yak-18.
En ese momento los chinos vivieron mucha escasez en todos los sentidos y compartieron con los cubanos los pocos recursos a su disposición. Establecieron un intercambio solidario con el grupo de 200 jóvenes formados allí.
Vivieron una disciplina estricta y cada maniobra de vuelo debieron ensayarla repetidamente en tierra para asegurarse de que puede realizarse con precisión en el aire. Por otra parte, los instructores le enseñaron a amar la cultura asiática en sus ratos libres y fuera del estudio.
Aún después de muchos años, quienes integraron la Fuerza Aérea de Cuba como pilotos o técnicos de vuelos nunca olvidaron las canciones y poesías aprendidas, más otros temas de la cultura asiática, que lo han transmitido a sus familiares.
Ya octogenarios, se reúne el grupo para rememorar historias vividas y se sienten profundamente conmovidos por la amistad chino-cubana de más de medio siglo que hay detrás de esas vidas, siempre reconociendo lo que le aportó la nación asiática para alcanzar la adultez con la responsabilidad necesaria para acometer cualquier misión, militar o civil.
Reconoce que la China de hoy tiene una economía en alza, avances tecnológicos y un nivel de vida creciente para su pueblo, y eso se debe a virtudes como la disciplina estricta, la responsabilidad y el ahorro, de ahí «la necesidad de inculcar en los jóvenes el intercambio entre chinos y cubanos», puntualizó Henry Pérez Martínez.