Por: Guadalupe Yaujar Díaz
El domingo 22 de noviembre de 1959 el Comandante Ernesto Che Guevara, principal gestor, y como parte de sus concepciones más raigales se desarrolló el primer trabajo voluntario en Cuba, lo que quedaría como un principio cardinal de las concepciones del socialismo en la isla.
La histórica jornada productiva se desarrolló en la construcción de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos en el lugar denominado Caney de las Mercedes, en pleno corazón de la oriental Sierra Maestra en la provincia de Granma.
Miles de ciudadanos de todos los municipios de lo que es actualmente la provincia de Granma integrados en la magna obra educativa destinada entonces a unos 20 mil niños de la Sierra Maestra, hicieron realidad aquella inspiración del Comandante en Jefe Fidel Castro cuando afirmo:” Y la vamos hacer con la ayuda del pueblo, los rebeldes van a trabajar allí y vamos a pedir a cada ciudadano un saco se cemento una cabilla, y yo sé que tendremos la ayuda de la ciudadanía”.
Recoge la historia que ese 22 de noviembre, hace 57 años, centenares de trabajadores de Manzanillo se subieron a los más de 40 camiones enviados hacia esa ciudad por el Comandante Manuel Fajardo (Piti), entonces jefe de operaciones en la Sierra Maestra y director de las obras de construcción en la Ciudad Escolar. Se solicitó entonces movilizar a los trabajadores del calzado de la zona, reconocidos entonces como "ejército de tirapiedras", por la genuina manera en que enfrentaron a la tiranía de Fulgencio Batista con huelgas y manifestaciones, pero la movilización reunió a más de tres mil personas.
Se ha explicado que el Che al convocar la primera movilización dio al trabajo voluntario un contenido eminentemente ideológico, a fin de contrarrestar la labor contrarrevolucionaria que realizaron elementos al servicio de la CIA que pretendieron demeritar y desprestigiar a la Revolucion en aquella zona montañosa.
La Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos fue la obra del Ejército Rebelde y de todo el pueblo que marca un hito en la historia de la Revolución, inscrita como hermosa página de la solidaridad y el desinterés al servicio de la sociedad.
Pese a sus múltiples ocupaciones y responsabilidades en la dirección de la Revolución, desde aquel 22 de noviembre de 1959 hasta el 26 de julio de 1960, cuando se inauguró la primera fase de aquella gigantesca obra educacional, participó cada fin de semana en las movilizaciones efectuadas para impulsar la edificación.
Desde ese momento fue el Che quien con la fuerza de su ejemplo lo extendió, defendió, argumentó y definió:
“El trabajo voluntario no debe mirarse por la importancia económica que signifique en el día de hoy para el Estado, el trabajo voluntario fundamentalmente es el factor que desarrolla la conciencia de los trabajadores más que ningún otro”
Hombre de profunda confianza en la clase obrera, en cualquiera de los cargos que el Comandante Guevara ocupó, siempre se le vio al frente en los trabajos voluntarios, en las zafras azucareras, cortando caña, en las industrias, en las construcciones de obras económicas importantes, en la carga y descarga de los puertos y otras.
Muchos de los que compartieron con el aquellas jornadas han relatado que no toleraba la más mínima desorganización o el formalismo, y si detectaba esos problemas establecía serias discusiones con los responsables.
Precisamente el 18 de octubre de 1967 Fidel resaltó en esa ocasión la trascendencia del legado del Che al enfatizar: “Nos dejó su pensamiento revolucionario, nos dejó sus virtudes revolucionarias, nos dejó su carácter, su voluntad, su tenacidad, su espíritu de trabajo. En una palabra, nos dejó su ejemplo!”
Al recordar la fecha El Che nos convoca a no olvidar la importancia de la unidad y el desinterés económico a la hora de emprender cualquier empeño revolucionario dentro y fuera del país.