¿Es Sancti Spíritus la ciudad de los puentes de barro?

Editado por Maite González Martínez
2017-02-26 17:36:17

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Foto/cubadebate

Por Rafael Daniel (Cubadebate)

Aunque no existe esa denominación oficial para Sancti Spíritus, me atrevo a asegurar que no hay otra ciudad en Cuba con tantos puentes de barro, o arcilla, como en la cuarta villa fundada por los conquistadores españoles a mediados de 1514.

Su obra de ingeniería más famosa, es el puente colonial sobre el Río Yayabo, uno de los tres símbolos arquitectónicos con mayor prominencia, junto a la Iglesia Mayor y el Teatro Principal, trilogía captada en un solo “clic” de cámara, por estar ubicada en la misma zona del Centro Urbano Histórico de la capital de la provincia de igual nombre.

Este viaducto de cinco arcos, está compuesto por centenares de miles de ladrillos de barro, material muy abundante, tanto en esta zona como en Trinidad, tercera villa cubana establecida al sur de Sancti Spíritus.

El puente Yayabo se terminó en la primera mitad del siglo XIX y fue declarado Monumento Público el 28 de febrero de 1935. Sesenta años después fue proclamado Monumento Nacional.

En ocasión del Aniversario 500 de la legendaria ciudad fue remozado, aunque su estructura de arcilla unida con cal y arena, ha soportado impecable el paso del tiempo pues fue concebido para peatones y vehículos de tracción animal, sin embargo, ha sido capaz de soportar sobre sus “hombros” los más pesados medios de transporte, lo que se ha regulado para su protección patrimonial, después de la vía de circunvalación que ha aliviado el tránsito dentro de la ciudad.
La historia de este puente merece un próximo trabajo aparte.

EL DEL BALNEARIO

Limítrofe con las barriadas de Jesús María y la de Colón, nos encontramos con otro viaducto de barro muy representativo para los espirituanos, el cual ocupa la segunda posición en importancia para los oriundos de la Cuarta Villa, por estar también dentro de la ciudad y también sobre el Río Yayabo: El Balneario.

Su ejecución se remonta a los primeros años de la segunda mitad del siglo pasado y aunque sus barandas son metálicas y su superficie asfaltada, en su su estructura, al igual que los otros, predominan miles de ladrillos de barro, detalle del que no se percatan muchos de los visitantes o naturales de la ancestral ciudad..

Por aquellos tiempos era sitio ideal para el esparcimiento, pues muchos de los espirituanos de la época, aún recuerdan los memorables paseos a pie o en bote e incluso sus excepcionales áreas de baño –de ahí su nombre- hoy limitadas por la contaminación lógica del crecimiento de la ciudad.

PUENTE DEL CAMINO DEL PRINCIPE Y OTROS

Al final de la actual calle de Agramonte, cerca de la cicunvalante, se encuentra el puente del Príncipe, construcción integrada por un amplio y único arco, formado por decenas de miles de ladrillos de arcilla y similar composición al del Yayabo. Fue terminado unos años después.

Debe su nombre a que está ubicado en el antiguo camino hacia la ciudad de Puerto Príncipe, hoy Camagüey, única vía hacia el Oriente cubano antes de existir la Carretera Central.

También fue reconstruido en ocasión del Aniversario 492 de Sancti Spíritus, pues estaba semidestruido por uno de sus cabezales debido a daños ocasionados por torrenciales lluvias hace varios años. Según la historiadora María Antonia Jiménez, inicialmente se utilizaron en su ejecución más de 75 mil ladrillos.

No obstante su importancia como obra patrimonial, no ha sido declarado ni tan siquiera como Monumento Local, lo que debe se analizado por las autoridades competentes, pues por su valor histórico se puede ubicar a la par de otras construcciones coloniales que sí lo son.

Sancti Spíritus cuenta también con otros dos puentes de barro en su entorno urbano colonial, que si bien es cierto no tienen la magnitud de los mencionados anteriormente, son vitales para el trasiego de sus habitantes, al estar ubicado en las calles de Sobral y San Cristóbal, dos de las arterias más concurridas dentro de la villa.

Al igual que el del Príncipe, aunque en menor escala, están ambos compuestos por estructura de un solo arco, integrado por miles de ladrillos.

Tanto los constructores de estos dos viaductos, como los del puente Yayabo o el del Príncipe, sobre el arroyo Los Caimitos, nunca pudieron imaginar que esas obras de ingeniería trascendieran con vida útil el tiempo y llegaran hasta nuestro días con envidiable lozanía para identificar a la cuarta villa como la Ciudad de los Puentes.



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