Por Yainerys Ávila Santos
En sus inicios, allá por el año 2007, fue un proyecto de reanimación cultural con una marcada incidencia en el "día a día" de Jesús María y otras zonas enclavadas en el mismísimo corazón del centro histórico de la central ciudad cubana de Sancti Spíritus.
A la vuelta de una década, más allá de erigirse como una institución cultural, la hoy Casa de la Guayabera representa un espacio inclusivo, auténtico y atractivo, cuya vida gira en torno a la prenda nacional, que según reconocen las leyendas y los investigadores nació en este territorio.
Fue a finales del propio 2007, y en el contexto de una conferencia sobre José Miguel Gómez -presidente de la República Neocolonial de 1909 a 1913 y, por más señas, espirituano-, cuando el Museo Provincial General recibió la primera guayabera donada al proyecto y que pertenecía al reconocido doctor Raúl Martínez Torres.
Al decir de Carlos Figueroa, director de la casona ubicada a orillas del emblemático puente sobre el río Yayabo, a partir de esa pieza cambió el eje de la iniciativa porque adquirió un carácter patrimonial y esos atuendos, por ejemplo, facilitaron que alrededor de ellos confluyeran unas 40 personas de los más disímiles estratos, los cuales a la postre le aportaron otro matiz a la iniciativa.
Cursos, talleres, actividades culturales, intercambios... se generaron desde entonces y la colección comenzó a crecer hasta registrar en estos momentos cerca de 260 prendas de personalidades de Cuba y otros países, dentro de ellas la del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz (1926-2016).
"La guayabera constituye el corazón de esta casa que, además, abrió sus puertas como "cuna" de la camisa hace cinco años, un cuatro de junio, fecha de gran trascendencia para Sancti Spíritus pues marca la fundación de la otrora villa", subrayó Figueroa.
Al decir del también periodista, como se trata de una colección tan amplia y diversa NO es posible exhibirla en su totalidad y por ello actualmente se estudia la posibilidad de un nuevo montaje museográfico, que tenga en cuenta el uso de las nuevas tecnologías.
El principal problema al que se enfrentan ahora los especialistas resulta el de la conservación de todo ese patrimonio, una dificultad que han sabido sortear hasta aquí a fuerza de consagración, iniciativas y talento.
Pero la Casa de la Guayabera es mucho más que una sala museable en la que confluyen camisas y accesorios de artistas, científicos, deportistas o líderes mundiales: en sus amplias áreas se localizan igualmente un taller de confecciones, un local multipropósito, parrillada y un espacio para eventos más íntimos.
De acuerdo con Figueroa, un hombre de la cultura que ha hecho del proyecto su pasión, se trata de lograr un equilibrio entre la cultura y el desarrollo -visto en términos económicos y sociales-; un equilibrio que le permita a la casa y a la ciudad mostrar lo mejor de su herencia y recibir, a la vez, los ingresos necesarios para mostrar una localidad más bella, restaurada y acogedora.
(Tomado de la ACN)