El Edificio del Seguro Médico…entró en restauración

Editado por Lorena Viñas Rodríguez
2018-02-21 16:13:16

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Comienza restauración del edificio del Seguro Médico de La Habana.Foto:internet.

Por: Guadalupe Yaujar Díaz

Dueña del tiempo y la memoria, La Rampa, céntrica zona desde la calle L hasta el Malecón, en el capitalino Vedado, posee y emana un encanto especial que nos atrapa.

En ese espacio emblemático de la capital de Cuba se alza, desafiante, un conjunto de edificios (Focsa, los hoteles Capri y Habana Libre entre otros y el del Seguro Médico en la esquina de 23 y N) testigos de un escenario marítimo de interés arquitectónico y paisajístico, aledaño al Malecón habanero.

La Rampa, como otros sitios de la importante urbe, no ha estado exenta de los embates del inclemente paso del tiempo y el deterioro de una buena parte de su infraestructura. Sin embargo, en medio del plan general de recuperación económica del país, el Estado y las instituciones pertinentes, se empeñan en restaurar progresivamente el patrimonio que posee la capital.

Ejemplo de ello es el Edificio del Seguro Médico de 23 pisos --casi setenta apartamentos de viviendas y la sede actual del Ministerio cubano de Salud Pública— donde iniciaron el proceso de reparación.

Claro, que todos los que transitan por la intersección de la concurrida esquina, nacionales y cientos de extranjeros que se hospedan en los hoteles y hospedajes particulares cercanos, observan el inmueble, ahora envuelto en escaleras metálicas.

Pero, ¿de qué edificio se trata?

Hablamos de una obra proyectada en 1955 por el reconocido arquitecto cubano Antonio Quintana Simonetti, según reza la pequeña tarja de azulejos con su nombre, en un modesto rincón de la edificación, de categoría patrimonial.

En esta obra colaboraron los arquitectos Augusto Pérez Beato (padre), Manuel A. Rubio, Juan Tosca Sotolongo y José Feito Mayo, además del arquitecto Rolando Samuel entre otros muchos profesionales.

La edificación contrasta con la arquitectura especulativa anónima de ese período, expresan los entendidos, y logra una clara diferenciación de las funciones: oficinas, comercio y apartamentos, a todos los que otorga un valor expresivo y plástico en las circulaciones verticales y horizontales, el sistema de balcones y las galerías exteriores.

Este edificio residencial, según especialistas del tema, evidencia la investigación de Quintana sobre problemas funcionales y ecológicos, su parentesco con las diversas corrientes de la vanguardia latinoamericana —sobre todo del movimiento de vanguardia brasileño— y la búsqueda de una expresión local, vinculada a la tradición de la arquitectura cubana, a través del uso del color, las celosías, las tramas de las ventanas y la continuidad espacial, tanto en los ambientes sociales como en el interior de los apartamentos.

En el amplio vestíbulo se aprecia el mural cerámico del prestigioso pintor cubano Wifredo Lam.

Sobre este novedoso proyecto el arquitecto por la Universidad de Oriente, en Santiago de Cuba, Carlos Alberto Odio Soto comenta:

“Dentro de la arquitectura patrimonial moderna de los años 50, se encuentra el Edificio del Seguro Médico, obra proyectada por el arquitecto Antonio Quintana en 1955. Esta obra fue ensalzada aún antes de su inauguración por el prestigioso profesor Pedro Martínez Inclán en ocasión de la entrega del Primer Premio al Proyecto donde planteó que Quintana cuando lograra realizar su proyecto, podría blasonar de haber dotado a La Habana, de acuerdo a la celebérrima frase de Paúl Valery, "de un edificio que habla".

Asimismo, en el ámbito nacional, recibió el reconocimiento de las principales publicaciones especializadas que circulaban en el país por aquel entonces: Arquitectura, Espacio, Álbum de Cuba, etc.; a su vez es difundida internacionalmente a través del libro Latin American Architecture since 1945, publicado por el Museo de Arte Moderno de Nueva York, y de la Exposición de Arquitectura Moderna cubana realizada en la propia ciudad por la Architectural League.

En 1959 recibe dos distinciones: el Premio Medalla de Oro del Colegio Nacional de Arquitectos y la condición de mejor obra comercial de este período. “

La reconstrucción en marcha…

Una brigada especializada de obreros de la construcción bajo la dirección de avezados ingenieros, arquitectos y especialistas de varias empresas cubanas y suministradores externos acometen la obra.

Aunque solo pretendo un acercamiento al tema, cabe decir que las partes involucradas insisten en devolverle al edificio su otra brillantez a la cual se añade su carácter patrimonial.

¿La fecha de terminación? Como otros aspectos está sujeta a todo lo que por el camino, en varias etapas, se presente. Se habla de dos años, dada las complejidades, pero de seguro otra joya de la arquitectura capitalina marcha por buen camino.

Como son muchos los que se acercan a preguntar a vecinos y obreros, viene a mi mente la validez de llegar a tiempo, y este es un caso.

Como alertaba el arquitecto Mario Coyula, galardonado con el Premio Nacional de Patrimonio Cultural por la Obra de toda la Vida, poco tiempo antes de su deceso:

“Todo tiene un momento en que es posible arreglarlo. Si se deja pasar el tiempo ya no vale la pena, desde el punto de vista económico, la restauración”.



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