Por: Elizabeth Borrego Rodríguez
Trinidad, Cuba (RHC) Los encantos naturales y arquitectónicos de la Trinidad de Cuba, Patrimonio Cultural de la Humanidad, atrae cada año a miles de visitantes ávidos de conocer una de las villas más bellas de la nación caribeña.
Ubicada en el centro sur de la mayor isla de las Antillas, la tercera urbe fundada por los colonizadores españoles en el siglo XVI conforma una postal única en la región por sus playas, naturaleza y la vista concedida por su centro histórico.
Opulentos palacetes neoclásicos, iglesias y torres de estilo europeo, viviendas de altos ventanales y techos de profusos atributos heredados del florecimiento azucarero que vivió la ciudad siglos atrás invitan al descubrimiento de la herencia hispánica.
Inscrita desde 1988 en la lista de Patrimonio Cultural de la Humanidad de la Unesco junto al Valle de los Ingenios, Trinidad conserva claves únicas de la evolución arquitectónica cubana en un entorno natural casi paradisíaco, un descubrimiento que pocos se quieren perder.
Por ello el Ministerio de Turismo (Mintur) en la provincia de Sancti Spíritus, apuesta desde hace décadas por el empeño de posicionar como un destino privilegiado a la Ciudad Museo del Caribe.
De acuerdo con el delegado de ese organismo en el territorio, Reinier Rendón, los crecimientos en el arribo de turistas resultan sostenidos y notorios de un año a otro y sobresale el mejoramiento de opciones extrahoteleras, una importante fuente de ingresos en el sector.
Datos ofrecidos por la Asamblea Provincial del Poder Popular también dan cuenta del interés por potenciar la actividad en la urbe sureña, donde se concentran las principales inversiones del sector turístico de la provincia, principalmente en la península Ancón, la ciudad de Trinidad y el Valle de los Ingenios.
Más de mil nuevas habitaciones
Entre los primeros adelantos del plan de desarrollo para esa actividad en el territorio figuran más de mil nuevas habitaciones de diferentes estándares.
La culminación este año de los hoteles Pansea y Palacio Iznaga en el centro histórico de la urbe, así como la construcción de dos nuevas instalaciones de sol y playa en la península de Ancón, figuran en el programa previsto por el Mintur en la ciudad.
Al decir de la máxima autoridad de ese organismo en la provincia, el número de habitaciones en el caso del Pansea y el Palacio Iznaga sobrepasa las 90 con categoría cinco estrellas.
Ambos proyectos van a dar un posicionamiento y un impulso a la planta hotelera trinitaria en la modalidad de turismo de ciudad, con una alta demanda, que hace poco sumó el hotel La Calesa bajo la marca Encanto del grupo Cubanacán, agregó.
Rendón precisó además que recientemente culminaron los movimientos de tierra para el Meliá Trinidad, instalación de 400 habitaciones con vistas a culminarse en un plazo de dos años, el que será administrado por la prestigiosa cadena española.
Asimismo el plan incluye la ejecución del Iberostar Ancón, construcción de 500 habitaciones previstas a iniciarse en mayo por la sociedad económica internacional Dinvai Trinidad Construction, creada por el Ministerio de la Construcción para asumir ambos encargos.
Estas dos instalaciones se emplazan en la península Ancón, el reconocido como mejor balneario de la costa sur cubana, donde existen otras tres: Costa Sur, Ancón y Trinidad del Mar.
Otra de las inversiones prevé la edificación de más de cien cabañas brasileñas con dos niveles, insertadas al Ancón, que ampliarán la planta hotelera y elevarán la calidad de los servicios por su estándar superior.
A esto se suma la ejecución del Complejo Santa Ana, principal instalación extrahotelera para este año por la Sucursal Palmares, diseñada con cafetería, restaurante, parrillada, mesa-bufet, dos bares e igual número de tiendas para la venta.
Este dispondrá además de la primera fábrica artesanal de cerveza del centro de Cuba, con tecnología austríaca y capacidad para producir 200 mil litros al año de tres tipos (clara, media y oscura) y malta de la marca SALM.
Como valor añadido, el pretencioso proyecto se ubica en uno de las edificaciones patrimoniales de la añeja villa, conocida como la Real Cárcel, y en él tomarán espacio actividades culturales como conciertos y presentaciones danzarias.
El Valle de los Encantos
Otra de las acciones de crecimiento turístico centran su mirada en el Valle de los Ingenios, postal de la cultura trinitaria y espirituana, heredera de costumbres azucareras del período colonial y donde se conservan más de 70 sitios arquitectónicos y arqueológicos.
Desde 2009 el Mintur supervisa un programa para la rehabilitación del área, que comienza a ver sus primeros frutos en seis de las casas haciendas más importantes del paisaje trinitario.
Esto va a ser un catalizador importante en el plan de acción de los ingenios, pues ya se han intervenido cinco, dos por la Oficina del Conservador, que son San Isidro de los Destiladeros y Guáimaro, así como Guachinango y Buena Vista, acometidas por el Mintur.
Asimismo se incluye la finca El Abanico, reconocida por la particular arquitectura de influencia alemana de su casona y su posición privilegiada. Las labores de remozamiento se planifican para 2019 por la Empresa Provincial de Flora y Fauna.
Según explicó Rendón, a pesar de que el Valle de los Ingenios tendrá reservas para disponer de alrededor de un centenar de habitaciones en el 2030, su vocación será extrahotelera, con amplias posibilidades para el desarrollo del senderismo y de las excursiones.
Estamos hablando de otras formas estatales de turismo de manera sostenible: senderos, visitas guiadas, el uso del tren que recorre el área. Esas se insertan con las que ya existen y así tenemos un sistema más provechoso, precisó.
Comentó el especialista que el Valle es un producto vivo y no puede estar sin los actores principales; por ello se incluyó en los proyectos a los habitantes de cada rincón, de cada comunidad.
Con más de 250 kilómetros cuadrados, este paisaje es portador de algunos de los valores culturales ancestrales del centro de Cuba, donde se incluyen danzas, música, leyendas e incluso técnicas de tejido y bordado.
No es hacer una cultura para los turistas, ni prefabricarla, sino insertarla como elemento principal y muy unido al de la naturaleza y las circunstancias del desarrollo azucarero que tuvo, aseguró al respecto. (Fuente:PL)