Por: Guadalupe Yaujar Díaz
Por estos días regresa nuevamente el Festival de Trovadores Longina, ahora en su edición XXIIII y uno de los más destacados encuentros culturales en el país.
En esta ocasión la cita estará dedicada a la versión musical de la décima y a la compositora y guitarrista santaclareña Ela O´ Farrill, fallecida en 2014 en México.
El festival (del 8 al 13 de enero), se realizará en el centro cultural Mejunje de Silverio, de la central ciudad de Santa Clara. La novedad este año es su extensión a otras urbes, como Matanzas y Trinidad, subsedes de presentaciones y conciertos de grupos del territorio.
Esta edición, signada por la mayoría de edad, se anuncia con la presentación de invitados foráneos, entre los que se espera la participación de la productora musical argentina Primera Estrella y su gestor Juan Alcoba, además del trío Segret-Quintero-Pilar.
Igualmente, estarán presentes la también argentina Paraná Berreta y la chilena Magdalena Matthey.
El Festival Longina, devenido necesario espacio de intercambio de la canción trovadoresca, convoca a la joven generación de cantautores junto a otros consagrados, en aras de rescatar lo tradicional confrontándolo y renovándolo con nuevas tendencias y estilos latinoamericanos.
Ela O´ Farrill
La edición 23 rendirá homenaje a Ela O´ Farrill, sobresaliente compositora de la etapa del feeling y autora de un hito inesquivable en la historia del bolero: Adiós, felicidad (1962).
Se trata de una joya de la música del siglo XX, estrenada por Oscar Martin y que cobró celebridad asumida por el extraordinario Bola de Nieve, Elena Burke y la orquesta Aragón. No menos relevantes son las interpretaciones que a esa pieza le hiciera Omara Portuondo, que la incluyó en el disco Gracias, laureado con el Grammy Latino en 2009, y Francisco Céspedes.
La O´ Farrill asumió el feeling con toda la intensidad de límpidas melodías y textos cercanos a la poesía conversacional, movimiento al que aportó su talento desde que se dio a conocer al filo de los años 60, del pasado siglo.
Nacida en Santa Clara, en 1930, constituye una de las imprescindibles figuras de la música popular cubana. Pertenece a una generación santaclareña espléndidamente tocada por la gracia de la música, donde coinciden nombres como los de Teresita Fernández (1930), Moraima Secada (1930), Doris de la Torre (1932), Gustavo Rodríguez (1934), Pedro Coto (1938) y Meme Solís (1939).
La artista registró a lo largo de su carrera otras obras de idéntico valor. Nada son mis brazos, interpretada por Elena Bourke, y, mucho después, de forma magistral, por Sara González; Ya no puedo llorar, que el inmenso Fernando Álvarez solía cantar en las noches bohemias de Dos Gardenias; y Son cosas que pasan, convertida en éxito por Pacho Alonso y retomada por la española Martirio.
En la categoría de los mitos se asentó la canción que le dedicó a Fredesvinda García, la Freddy, para el salto que la singular y fulgurante contralto dio del bar Celeste a la pista del hotel Capri.
En México, muy poco compuso Ela, pero ante el deceso de su amiga Elena Burke le rindió tributo con Señora sentimiento, estrenada en el homenaje a la cantante en el Museo de Bellas Artes. Ela no perdió sus raíces cubanas. Viajó con cierta frecuencia a la Isla y en una de sus últimas estancias grabó un valiosísimo testimonio para el documental Decir con feeling, de la realizadora Rebeca Chávez.
La propia autora, con su voz y su guitarra, al frente de un grupo de excelentes músicos, se encargó de dejar marcada la memoria de sus contemporáneos en la intensa vida nocturna de La Habana, así como también en la enorme y variada programación de recitales y conciertos que se ofrecían en los museos y salas de concierto de todo el país.
A la O´ Farrill, y en su ciudad natal, Santa Clara estará dedicado el festival, una edición augurada de lo mejor de la tradición que registra nuestra historia musical cargada de sensibilidades y cubanía.