Por: Guadalupe Yaujar Díaz
La Habana, 14 feb (RHC) El teatro Payret, ubicado entre el Parque Central y el Capitolio de La Habana, emblemática zona de La Habana Vieja, constituye una de las preciadas joyas capitalinas que espera su restauración.
La instalación fue construida en 1877 por iniciativa de su propietario, el catalán Joaquín Payret, hombre amante de las artes, quien adquirió del Estado los terrenos donde se levantó en la concurrida esquina del Paseo del Prado, antes Alameda de Isabel II y San José.
Joaquín Payret parece haber caminado de la mano de las desgracias en su empeño, pues lo hacía en un sitio en el que sobraban entonces algunos teatros; y por otro lado carecía de conocimientos respecto a la empresa que acometía.
De calamidades se rodeaba el edificio, como cuando las paredes alcanzaban ya cuatro metros, un huracán las derribó, y otro, estando a punto de concluirse la obra, echó por tierra la mitad de lo construido. Por demás, atravesaba la escasez de dinero.
Tampoco faltó otro gran percance cuando la noche que abrió sus puertas el teatro Payret, el 21 de enero de 1877, se incendió una de las tuberías de gas que alumbraba el coliseo. El siniestro pudo ser sofocado, impidiendo que el inmueble ardiera por completo.
El 23 de enero, con la presentación de la ópera de Gaetano Donizetti La Favorita, muy apreciada por el público habanero, se inició la vida verdaderamente teatral del lugar.
En octubre de 1878, se estrenó la ópera de Verdi “La Fuerza del Destino”, obra a la que se atribuyen augurios desgraciados. Y es que el inmueble parece haber estado signado por las desgracias ocurridas, a tal punto que se le aplicó el término de jettatura, que significa lo que está maldito y sufre infortunios.
Las calamidades sufridas por Joaquín Payret lo condujeron a la inevitable crisis económica, no pudo pagar las contribuciones al Estado y quedó en la miseria.
En 1884, el Estado incautó los terrenos, seis años despúes fueron subastados y, tras pertenecer a varios dueños durante la República, la construcción original fue demolida en 1951.
En el mismo lugar, se levantó el edificio que hoy conocemos, que funcionó sobre todo como cine, y en otras ocasiones para eventos y representaciones teatrales.
En el vestíbulo se halla La Ilusión, escultura realizada por la artista cubana Rita Longa. Cerca del escenario pueden apreciarse las nueve Musas de las Artes Grecorromanas, también obras de ella.
El Payret rivalizó en su época con otros de la talla del Tacón (1838), el Albisu (1870) y el Irijoa (1884), dignificado en 1900 con el nombre de Martí.
Desde el triunfo revolucionario de enero de 1959 se rescató el arte escénico y lírico, aunque el teatro básicamente se ha desempeñado como una de las salas cinematográficas más visitadas.
En su escenario se han presentado artistas de fama internacional, como Antonio Aramburu, Andrés Bretón, Hipólito Lázaro, Albert Afrée, Esperanza Iris -la Emperatriz de la Opereta-, Ermete Novelli, Zacconi, la gran actriz francesa Sarah Benhardt y la Compañía de Ballet Ruso de la genial bailarina Anna Pavlova, entre otros.
Entre los cubanos, pueden nombrarse la gran actriz Luisa Martínez Casado y la eximia soprano Chalía Herrera, la cual interpretó la ópera Patria de Hubert de Blanck, en la que aparecía el tema de la independencia cubana.
Otros grandes de la escena que actuaron en este palacio fueron Rita Montaner -La Única-, Armando Pico, Rosita Fornés, Gladys Puig, María Remolá, Candita Quintana, Blanquita Becerra, Antonio Palacios, Arquímedes Pous, por solo citar algunos.
Debido a su utilización ha sufrido deterioro, por lo que fue restaurado en 1969 y en 1981. Permanece cerrado desde 2008, dado su deterioro, a la espera de su adecuado mantenimiento constructivo y revitalización.
El Payret espera
A finales del pasado año las redes sociales circulaban la noticia de que el cine-teatro Payret corría peligro de desaparecer, cediendo su espacio a la construcción de un hotel cinco estrellas proyectado por el Ministerio de Turismo de Cuba.
A ello respondía en entrevista, José Reinaldo Daniel Alonso, director general de Desarrollo de ese ministerio, quien declaró que el proyecto de inversión turística relacionado con el cine Payret se encuentra aún en estudio y pasará todos los controles necesarios para su aprobación.
“Se estudiará, se verá y se decidirá, en el momento en que proceda, si el cine se queda o no. Trataremos siempre de ser defensores del patrimonio existentes en Cuba, y de tener en cuenta todas las opiniones”.
Declaraciones de Eusebio Leal Spengler, Historiador de la Ciudad de La Habana y principal gestor de la restauración y el reordenamiento y revitalización a la zona en que está enclavado el Payret, aseguraba:
“Con el Payret, se ha cometido en estos días un acto de mala fe continuada que desconoce, en primer lugar, la atención recibida por ese coliseo a lo largo del período revolucionario, época en la que se han emprendido dos restauraciones muy costosas, una en 1969 y la otra en 1981. Se desconoce y manipula, además, la responsabilidad asumida durante muchos años por la Oficina del Historiador de la Ciudad de La Habana, que ha llevado a cabo numerosos proyectos de inversión, con absoluto respeto por el valor patrimonial de cuanta edificación se ha intervenido y que ha sabido asumir con responsabilidad y rigor cada una de las decisiones tomadas.”
“Sobre el hotel Payret, que efectivamente se construirá en esa manzana, declaro que ello no afectará en absoluto la integridad del cine-teatro, más bien contribuirá a su restauración y reapertura como lo que siempre ha sido, una institución de servicio público. El Payret seguirá siendo un cine para los cubanos y sus precios máximos no excederán el valor que se abona hoy por acceder a instalaciones similares como los teatros Martí y Nacional de Cuba.”
El Cine Teatro Payret, una joya valiosa más que disfrutar en urbe de todos los cubanos: espera confiada su turno.
