Por Orfilio Peláez
En medio de las profundas transformaciones socioeconómicas emprendidas por el Gobierno revolucionario en los inicios de su gestión, el 20 de febrero de 1962 se creó mediante la Ley 1011, la Comisión Nacional de la Academia de Ciencias de Cuba.
Heredera de la antigua Academia de Ciencias Médicas, Físicas y Naturales de La Habana, surgida el 19 de mayo de 1861, la nueva institución fue presidida por el Capitán del Ejército Rebelde y reconocido geógrafo Antonio Núñez Jiménez.
Prominentes intelectuales y científicos conformaron la relación de fundadores: José Altshuler, Julio Le Riverend, José López Sánchez, Juan Marinello, Salvador Massip, Abelardo Moreno, Fernando Ortiz, Emilio Roig de Leuchsenring y Gilberto Silva Taboada.
Dos años después también serían designados miembros de la Comisión Nacional, Julián Acuña, Juan Tomás Roig, Carlos Ramírez Corría, Luis Larragoiti y Mario Rodríguez Ramírez.
Según refleja el libro Historia de la Ciencia y la Tecnología en Cuba, escrito por un colectivo de autores, encabezados por el fallecido doctor Pedro Marino Pruna Goodgall, la naciente organización identificada tiempo después con la sola denominación de Academia de Ciencias de Cuba (ACC), priorizó de manera particular el estudio de los recursos naturales del país, para lo cual impulsó el nacimiento de un conjunto de instituciones especializadas que mucho tributaron a tan estratégico objetivo.
Entre los resultados significativos logrados bajo la guía de la ACC aparecen la publicación, en 1970, del Primer Atlas Nacional de Cuba, impreso en la extinta Unión Soviética, obra que, más allá de convertirse en una herramienta de suma utilidad para la planificación física, tuvo el mérito adicional de integrar los aportes de las investigaciones efectuadas por diversos centros científicos y Organismos de la Administración Central del Estado.
Resalta, además, el Mapa Geológico de Cuba a escala 1:250 000, de particular importancia para la exploración geológica minera, la aparición en 1971 del Mapa Genético de los Suelos de Cuba, que colocó a nuestro país en una posición cimera en el estudio de esa temática dentro de América Latina, y la caracterización de los recursos de la plataforma insular cubana en el plano geológico, químico y biológico.
Igualmente, la ACC dio un notorio impulso a la formación profesional, incluyendo la obtención de grados científicos, y asumió la creación de los servicios nacionales de Meteorología y Sismología.
Tuvo desde sus inicios un carácter y una estructura multidisciplinaria. A diferencia de su antecesora, incluyó a las ciencias sociales y humanísticas, para lo cual instauró instituciones como el departamento de Filosofía y el de Etnología y Folklore.
A su primer presidente Antonio Núñez Jiménez, que ocupó ese cargo entre 1962 y 1972, le siguieron los doctores Zoilo Marinello (1972-1976), Wilfredo Torres (1976-1985), Rosa Elena Simeón (1985-1994) e Ismael Clark Arxer (1996-2017).
DE CARA AL PRESENTE
Para el Doctor en Ciencias Luis Velázquez Pérez, actual presidente de la ACC, más allá de su condición de órgano consultivo y asesor para cualquier rama del conocimiento, la entidad está llamada a desempeñar un papel protagónico en los esfuerzos del Estado cubano por fomentar la investigación científica con un enfoque de desarrollo e innovación, en función de solucionar los problemas de la sociedad y contribuir a la soberanía tecnológica de la nación.
Durante un reciente intercambio con el Círculo de Periodismo Científico de la Unión de Periodistas de Cuba (Upec), el reconocido investigador (atesora relevantes resultados en el estudio de la Ataxia) subrayó que en correspondencia con los propósitos mencionados, en el transcurso de 2018 la Academia creó varias comisiones dedicadas a indagar en el envejecimiento poblacional, patentes y publicaciones, asuntos de la economía, salud, y seguridad alimentaria, temáticas que demandan respuestas ágiles fundamentadas en el conocimiento científico.
Precisó que tras la ratificación y renovación de la membresía para la etapa 2018-2024, la presencia de jóvenes asociados a la organización aumentó en un 20 %, con respecto al periodo anterior. De ellos, el 66 % tiene su título de Doctor en Ciencias, acotó.
“Si bien hoy tenemos una tasa de 5,52 doctores en ciencias por cada 100 000 habitantes, la más alta de América Latina, debemos equilibrar la proporción de profesionales con esa categoría en las diferentes ramas”, aseveró.
Tras resaltar la importancia de promover el crecimiento del número de doctores en ciencias y bajar la edad de quienes lo obtienen (un investigador que logre esa distinción antes de los 30 años tiene mucho más tiempo de tributar nuevos conocimientos), indicó que otro de los propósitos de la institución en la actualidad consiste en estimular el trabajo científico por diferentes vías.
“No solo tenemos previsto hacerlo a través de la entrega anual de los Premios Nacionales de la ACC, sino también propiciando que aquellos jóvenes investigadores con más currículo puedan participar en eventos, optar por becas y ser miembros de organizaciones científicas internacionales”.
El doctor Luis Velázquez informó que “dentro de las proyecciones para expandir su accionar a todo el país está la creación de filiales en el resto de las provincias. Hace unas pocas semanas quedó constituida la de Villa Clara y próximamente tenemos previsto abrir la de Cienfuegos y Santiago de Cuba”, puntualizó.
PRECISIONES
Para propiciar el debate y la divulgación de los conocimientos científicos, desde mayo de 2018 el Grupo de Promoción de la Ciencia de la ACC organiza con carácter mensual el espacio público Academia de Puertas Abiertas.
La ACC pretende convertir a su publicación Anales en la más notoria revista científica cubana y promover su visualización internacional. (Tomado del periódico Granma)