Por: Roberto Jesús Hernández
Matanzas, 31 jul (RHC) El Valle del río Yumurí, incluido en la declaratoria de la ciudad occidental de Matanzas como destino turístico de Cuba, no deja a nadie indiferente, gracias en parte a su natural belleza paisajística y a la importancia de hallazgos científicos para comprender mejor el pasado geológico de la región.
La condición de destino turístico fue conferida tanto al Valle como a la propia urbe tricentenaria, y a la Ruta del Esclavo.
Referenciado en leyendas aborígenes, alabado por poetas como el romántico Gabriel de La Concepción Valdés "Plácido", y estudiado por sabios como el geógrafo Antonio Núñez Jiménez, el accidente geográfico es parte indisoluble del imaginario y la identidad de quienes habitan la urbe de los ríos y los puentes.
Junto al San Juan, el río Yumurí atraviesa el Centro Histórico de San Carlos y San Severino de Matanzas, Monumento Nacional, y da forma a la configuración de los barrios de la urbe fundada el 12 de octubre de 1693.
El príncipe Alejo Alexandrovich, tercer hijo del zar Alejandro II y heredero al trono ruso, durante su visita a la Isla caribeña en el año 1872 recorrió Matanzas, y fascinado por la panorámica del Valle lo comparó con un paraíso donde solo faltaban Adán y Eva.
La evidente majestuosidad del fértil paisaje, ubicado a unos 100 kilómetros al este de La Habana, se hace evidente en sus ocho mil 400 hectáreas donde existen bosques habitados por especies endémicas como el tocororo, ave nacional, además de tierras de cultivo en las cuales se practica la agroecología.
Fredrika Bremer, la intrépida escritora y pintora sueca, de paso por Matanzas en el año 1851, también admiró los encantos del paraje natural que enorgullece a los matanceros: “a la izquierda, encerrado entre montañas, el valle de Yumurí, con sus bellos palmares, como un paraíso de paz.”
Restos calcáreos de vida marina presentes en la zona narran su historia geológica y prueban que el Valle formó parte de la bahía de Guanima en un pasado remoto, una relación evidente cuando se contempla la región desde las alturas de Monserrate cerca de la célebre ermita, un frecuente mirador para turistas nacionales y foráneos.
Evidencia arqueológica y la especie endémica vegetal melocactus matanzanus, una cactácea en peligro de extinción, son otros atractivos del Valle del río Yumurí, que se aprecia en todo su esplendor desde el puente de Bacunayagua, una de las maravillas de la ingeniería civil cubana, e incluido en el corredor turístico entre la Habana y el balneario de Varadero.
El equilibrio entre escenarios naturales y urbanos es un elemento característico de la vocación paisajística de Matanzas, la ciudad llamada Atenas de Cuba, que tiene en el entorno del Valle un gran potencial para el turismo cultural y de naturaleza aún poco explotado. (Fuente: ACN)