Por: Guadalupe Yaujar Díaz
La Habana, 12 ago (RHC) El habanero Manuel de Zequeira y Arango (1764-1846) fue un poeta, periodista, militar y funcionario público.
Escribió poesía épica-heroica y también satírica y moralizante; pero sus dos obras más celebradas son el soneto La Ilusión y la Oda de la Piña, composición en medio del proceso de cubanización y el inicio de un tipo de poesía localista.
Está considerado el primer poeta cubano, gran conocedor de la lírica, pionero en asumir el cultivo de la poesía de forma sistemática y sin la improvisación de sus predecesores; llegó a superar en calidad y originalidad a sus pariguales hispanoamericanos y peninsulares.
Nació en el seno de una familia que poseía riquezas y abolengo. Aprendió las primeras letras en su propio hogar. En 1774, entró en el Seminario de San Carlos y San Ambrosio, donde estudió historia, literatura y cultura latina. Allí, trabó amistad con el padre Félix Varela y Morales.
Como militar, llegó a alcanzar el grado de coronel de infantería. Después de sus correrías militares, vuelve a La Habana, donde contrae matrimonio con María Belén Caro Campuzano-Polanco, procedente de una prominente familia de Santo Domingo.
En su faceta periodística, fue el primer director del diario Papel Periódico de La Habana, rotativo donde publicó sus poemas y ensayos literarios desde 1792. A principios del siglo XIX, fundó El Criticón de La Habana, publicación que en ocasiones solía escribir el propio Zequeira en su integridad. En sus artículos, abogó por la literatura como vía eficiente para la reforma social, haciendo también -con su prosa humorística e ironía refinada- una crítica de la sociedad de su época.
Estuvo muy vinculado al Gobierno de don Luis de las Casas y a la Real Sociedad Patriótica de La Habana. Fue uno de los cubanos que más trabajó para esa institución (más adelante Real Sociedad Económica de Amigos del País), donde colabora con su amigo, el Dr. Tomás Romay.
Además de en El Criticón de La Habana, publicó sus trabajos en El Aviso de la Havana, El mensajero político y económico y literario de La Habana, El Noticioso Mercantil, El Observador Habanero y La Lira de Apolo.
Utilizó gran cantidad de seudónimos, se cree que Leofar Le Monieau, D. Amosar Yeso de Jarzos, Eguzqui y Matato hayan sido anagramas de Zequeira.
El escritor cubano Virgilio Lemus definió así su oda A la piña es un poema de identidad. Cuando Manuel de Zequeira y Arango (1769-1805) lo escribió, Cuba era solo una patria provincial, pero el poema revela una mirada diferente dentro de la hispanidad.
Agregó que, en esa pieza, la naturaleza de la fruta estaba muy visible, apoderada de los sentidos, tan exaltados en el poema que uno puede hallarse ante un texto eminentemente sensorial: vista, gusto, olfato… e incluso el tacto, crecen entre sonidos que aún no son los del bosque insular.
Todavía la palabra patria, comenta Lemus, no tiene el matiz autónomo, mucho menos independentista, que adquirirá entrado el siglo XIX. A la piña, sin embargo, trae una transición eficaz del fin del siglo XVIII hacia una nueva secularidad, en la cual debe madurar algo más que el fruto de los trópicos.
La primera edición de las poesías de Zequeira fue preparada por Félix Varela en Nueva York en 1829.
Manuel de Zequeira y Arango falleció en La Habana el 19 de abril de 1846.