Por Luz María Martínez Zelada

Por longeva y hermosa, la Parroquial Mayor San Juan Bautista resulta uno de los mayores valores patrimoniales que adornan a Remedios, octava villa fundada por los colonizadores en Cuba, hace más de medio milenio.

Con una fisonomía que transitó por los más variados códigos arquitectónicos desde los primeros momentos de la vida de la localidad, el edificio religioso permanece ahora como una joya cubana del barroco.

Una gran restauración en la última centuria le devolvió al local, tanto en el exterior como el interior, su máximo esplendor proveniente del siglo XVIII, cuando la sobriedad decorativa caracterizó ese estilo en Cuba.

El templo está dotado de un impresionante altar mayor, tallado en madera y laminado en oro; mientras, el resto fue adquirido sobre la base del más puro movimiento barroco, para que conjugara con cada detalle de este recinto de tres naves.

Otra de las alhajas del edificio es el artesonado que cubre todo el techo, realizado con bellos ornatos de relieves profundos, particularidades de las construcciones de la época en América Latina.

Destaca la torre con un centenar de pies de altura y tres naves, cada una de ellas posee un estilo diferente jónico, dórico o corintio.

Bajo las piedras del Altar Mayor y en  áreas aledañas están enterradas las familias más poderosas de Remedios  en el siglo XVIII, en tanto los archivos  guardan antiquísimos documentos sobre el bautismo o matrimonio de los habitantes de una de las localidades más añejas del país.

Como sucedía tradicionalmente, la Parroquial Mayor se encuentra inmediata a la plazoleta central de la urbe, construida en 1851 a imitación de la Plaza de Armas de La Habana, originalmente dedicada a la reina Isabel II y hoy lleva el nombre de José Martí.

Plaza y templo tienen en su entorno a muchas de las edificaciones más antiguas de la añeja villa, localidad que cumplió 504 años en junio último. (Tomado de la ACN)