Por Luz María Martínez Zelada
Estilos neoclásico, ecléctico y tradicional caracterizan a abundantes inmuebles de Sagua la Grande, construidos entre 1850 y 1930, momento de esplendor económico, principalmente de la industria azucarera, de la ciudad ubicada en el centro norte de Cuba.
Una declaratoria de Monumento Nacional del centro histórico de la urbe a finales de 2011, certifica los valores de la riqueza edificada que atesora, con una imagen coherente en los principales locales.
Destaca el Palacio Arenas, considerado una de las siete maravillas de la arquitectura en la provincia de Villa Clara, construido para residencia en 1918, de estilo ecléctico con elementos del movimiento art nouveau, visibles en carpintería, mamparas, zócalos, arcos y en balcones junto a detalles de balaustradas.
La instalación resulta casi una exclusividad en el territorio, por sus líneas, decoraciones en pisos, muros, pinturas murales, trabajos en yeso en los falsos techos, calidad de los materiales y escaleras de mármol.
Sobresale también por su monumentalidad, el templo católico de La Purísima Concepción, situado en el centro de la localidad, y la estación ferroviaria.
Entre las características del patrimonio edificado figuran los guardapolvos en las fachadas y de la madera, tipología constructiva que no alcanzó igual difusión en ninguna otra región del país.
Coherencia y armonía singularizan la mezcla de estilos en una urbe que cumple 207 años este diciembre, con una identidad en la cual se incluyen tradiciones como los coches tirados por caballos y las bicicletas.