Por Beatriz Vaillant Rodríguez
Santiago de Cuba es una ciudad con un encanto especial, tanto por su gente como por la capacidad de renovarse y reinventarse, sin que ello signifique la pérdida de sus esencias.
Quien vio la oriental localidad en el último trimestre de 2012, luego del huracán Sandy, no podría imaginarla lista para celebrar, tres años después, sus cinco siglos de existencia; sin embargo, esa habilidad recuperativa devolvió al territorio el esplendor alcanzado hasta ese momento.
Esta urbe, donde se combina lo tradicional y lo moderno, exhibe hoy una imagen diferente y renovada que es visible para sus habitantes y visitantes, quienes llegan motivados por la rica historia que conserva y por la hospitalidad de sus hijos.
Precisamente, en el corazón de la ciudad, el Parque de Céspedes, se observa desde hace varios meses un ajetreo inusual que se concreta en el mantenimiento a las jardineras, las luminarias y el cambio de los mosaicos que recubren el piso de esa área patrimonial, por ser el sitio fundacional de la villa, que el próximo 25 de julio festejará su aniversario 505.
La transformación que se procura en este vital espacio para los santiagueros, también abarca la restauración del otrora Ayuntamiento y que funcionará como el museo del I Frente José Martí, dirigido por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz durante la guerra de guerrillas en la última etapa de liberación nacional.
Paralelo a esas acciones reconstructivas de la Oficina del Conservador de la Ciudad, se suma la remodelación del Callejón del Carmen o calle de los artesanos, como también se le conoce, debido a la cantidad de personas que desarrollan este tipo de negocio en ese sitio del Centro Histórico.
La peatonalización del corredor patrimonial de Las Enramadas es una decisión que agradecen y disfrutan los transeúntes porque la reanimación de esta arteria ha refundado restaurantes, tiendas comercializadoras en divisas y moneda nacional, instalaciones del turismo tan emblemáticas como el ecléctico Hotel Imperial; y ha creado al palacio de computación, heladerías, gimnasios y peluquerías, servicios necesarios para la población.
“Enramadas” constituye la vía que conecta a Plaza de Marte con el Paseo Marítimo La Alameda; a esta última asisten cientos de familias, amigos y parejas para hacerse fotos en la escultura que deja ver el nombre de CUBA y postearlas en sus redes sociales, un nuevo modo de socializar contenido; mientras que otros deciden un paseo en lancha por la bahía o disfrutar de una bebida en la cervecería artesanal Puerto del Rey.
La pretensión de mostrar una ciudad distinta conlleva a que la Plaza de Marte resulte un área ferial importante, adonde asisten los santiagueros y santiagueras, los fines de semana, para adquirir útiles para el hogar y productos alimenticios, disfrutar de los restaurantes y cafeterías a cielo abierto; así como de los espectáculos culturales para todos los públicos en la tarde y la noche.
El proceso de urbanización de comunidades antes marginales en la provincia es prioridad y ya se constatan los primeros resultados que dan la medida de cuánto puede hacerse a partir de la voluntad estatal y el apoyo de los pobladores.
Un ejemplo de transformación social referida a la construcción de viviendas y a las mejoras en el fondo habitacional lo constituye la comunidad de San Pedrito, ubicada en la parte sur y considerada antaño como uno de los barrios más pobres de tales dominios.
Ese Programa comenzó en 2011 y se han entregado a las familias más de tres mil viviendas construidas con el uso de diversas tecnologías como el gran panel soviético, FORSA, VHICOA y COMETAL, estos últimos de probada resistencia frente a eventos naturales como huracanes y sismos.
Actualmente, esa barriada muestra un panorama muy favorable al contar con servicios de alcantarillado, heladería, floristería, combinado deportivo, parques y viales, entre los que destaca la Avenida Patria, que enlaza la Plaza de la Revolución y el Cementerio Patrimonial Santa Ifigenia.
De gran importancia resultó el sellado del canal donde desemboca el río Yarayó, lo cual disminuyó las posibilidades de inundación y de infestación por vectores que pululaban en la zona, lo que se traduce en bienestar para los vecinos del área.
La transformación del territorio no puede pensarse fuera del programa Santiago Arde de Patriotismo, movimiento de participación popular que surgió como iniciativa del primer secretario del Partido, Lázaro Expósito, tras la recuperación de los establecimientos devorados por un incendio en Enramadas en noviembre de 2016.
Sin dudas, Santiago de Cuba es una ciudad que se transforma y en la que el primer agente de cambio son sus ciudadanos, quienes distinguen por su calidez, hospitalidad y rebeldía. (Tomado de la ACN)