Por: Marlene Montoya Maza
La Habana, 16 de feb (RHC) Frank País García, asesinado con solo 22 años por esbirros de la dictadura batistiana el 30 de julio de 1957, tuvo varios amores, el de su madre, sus hermanos y el de muchachas, algo normal a su edad, y a todos les hizo saber que el más fuerte era la causa por la libertad.
De ese sentimiento quedó como testimonio la llamada Carta de amor a la Patria, que obsequió a Elia Frómeta, quien fuera su novia en la Escuela Normal para Maestros de Oriente, y que en los momentos de escribirla ella residía en Guantánamo.
También le dedicó un poema con cuyos versos formó su nombre.
En la misiva le manifestó a la amada que tenía una rival que le absorbía el corazón por entero, que le hacía circular la sangre en todo el cuerpo de solo pensar en ella y que vestía una falda de listas azules y blancas y un corpiño rojo.
Era la bandera cubana, esa que guió sus luchas hasta morir y cubrió su cadáver.
Esperanza Hechavarría Aguilera, especialista de la Casa Museo Frank País, Monumento Nacional, destacó que el excepcional revolucionario escribió varios poemas a la mujer y a la Patria, recogidos en el libro De mi alma un instante, que vio la luz por la Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado.
Otro de sus grandes amores, expresó, fue América Domitro, quien también militaba en el Movimiento 26 de Julio y era su pareja cuando cayó baleado en el Callejón del Muro.
Recordó que en la vivienda de ella, en Heredia esquina Clarín, en el Centro Histórico de Santiago de Cuba, fue velado el cadáver de Frank a pedido de Doña Rosario García, su progenitora, por ser un lugar más céntrico y con mejor acceso para ser despedido por sus compañeros.
Del velatorio es la imagen ante el féretro, en la cual aparecen la madre y América, y precisamente en la casa de esta última le fue cambiado el traje blanco que llevaba por el uniforme verde olivo, acotó Esperanza.
Frank País amó con intensidad, a pesar de que su responsabilidad de organizar las luchas en las ciudades como Jefe de Acción y Sabotaje del Movimiento 26 de Julio, le tomó casi todo el tiempo y requirió de él total discreción de aparecer en público, dada la persecución policial.
Amó en sus escondites y desde allí plasmó sus sentimientos en cartas, poemas, tarjetas postales o dibujos por no poderlos mostrar a plenitud como le hubiera gustado, bien cogido de la mano o del brazo con las jóvenes de que se enamoró y a quienes les hizo saber que el amor a la Patria era el primero y más profundo. (Fuente: ACN)