El Cucalambé en las tradiciones cubanas

Editado por Maite González Martínez
2020-04-14 06:32:45

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Imagen / Jornada cucalambeana 2014 / Cubahora.

Por: Guadalupe Yaujar Díaz

La Habana, 14 abr (RHC) La ruralidad, el repentismo, la décima, la porfiada poesía rimada, se insertan en el rescate y conservación de las más genuinas tradiciones cubanas y representan lo más autóctono de nuestros campesinos. 

Estas manifestaciones le dieron la mano a aquel Juan Cristóbal Nápoles Fajardo, El Cucalambé.

Nacido el 1ro de julio de 1829, en la finca El Cornito, de la oriental provincia de Las Tunas, Juan Cristóbal Nápoles Fajardo deviene figura importante por su extensa obra, que llega hasta nuestros días en las múltiples espinelas, sonetos, letrillas, epigramas y romances escritos en su breve existencia de sólo 32 años.

Reconocido mundialmente como figura cimera de la décima, la espinela y las nuevas corrientes literarias, El Cucalambé está descrito entre los que iniciaron el camino de las letras cubanas.

Precisamente de su visión rimada trascienden innumerables composiciones que iluminan los sentimientos de alegría y nostalgias de cubanos de todas las épocas.

El cucalambé,  reconocido como baile festivo de los negros esclavos, resultó el seudónimo elegido por Nápoles Fajardo como primera declaración de libertad racial, de la felicidad de los criollos de llevar en la sangre los valores de lo latino y lo africano, la mezcla principal del ajiaco de lo cubano.

Sus escritos reflejan su origen rural, signados por la influencia de su abuelo materno, José Rafael Fajardo, hombre de cierta cultura, quien fue cura, hacendado y conspirador contra la metrópoli española, por lo que sufrió prisión.

Juan Cristóbal, dedicado a las tareas del campo, se desempeñó además como periodista, editor, dramaturgo y pagador en Obras Públicas, y tuvo en Isabel Rufina Rodríguez, su compañera sentimental, su principal musa.

La obra poética de este creador vio la luz en el periódico El Fanal, de Puerto Príncipe, y está recogida en un libro de su autoría que se conoce como: “Rumores del Hórmigo”, título inspirado en el nombre del río que recorre la zona.

Sus trabajos, libres del eurocentrismo de la época que le tocó vivir, están escritos desde la nueva dimensión del criollo alejado de lo hispano para apoderarse de las nuevas palabras de la isla del Caribe.   En ellos sobresalen la exuberancia en los olores, colores y clima, y no menos importantes la belicosidad de los hombres y la belleza de sus mujeres.

Y es que del criollismo y la libertad en la literatura que nos lega Juan Cristóbal le valen imperecederamente un espacio privilegiado en las letras cubanas.

De ahí la pervivencia en las células literarias tanto en Cuba como en España, tanto en la tradición como en la modernidad.

En su pueblo natal, Las Tunas,  todos los años se desarrolla la llamada Jornada Cucalambeana, todo un  acontecimiento cultural en el que participan poetas, músicos, investigadores, repentistas, improvisadores y toda la población involucrados en la festividad en la que reina la décima espinela, una de las formas más representativas del folclore musical de nuestra cubanía.



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