Doctor, usted se ha convertido en un ser muy querido para los cubanos. Ese cariño que ha despertado es tan sencillo y sincero. Es un misterio y a la vez no, cuando aparecen seres que uno admira sin apenas conocerles. En mi caso, todo lo que sabía de usted era lo que había escuchado por otras personas. Fueron tantas y tan lindas las opiniones, que la curiosidad me llevó a su encuentro.
Se lo dije cuando le saludé, justo al término de una de sus ya cotidianas conferencias. Recuerdo que me dijo que es una lástima que fuese bajo estas circunstancias. A lo cual respondí que precisamente por esto se había esparcido su cariño tan rápido. Porque nos informa en un lenguaje universal, sencillo, como si nos hablara un familiar. Sobre todo, nos transmite mucha calma. Es todo lo que necesitamos en estos momentos.
Me atreví a decirle que algún día me gustaría retratar su rostro. Ya que le conocemos prácticamente por sus ojos, debido al nasobuco que siempre lleva puesto. Para cuando le pregunté si aún seguía llevando su bigote, sus ojos estaban sonriendo, mientras se quitaba la mascarilla por unos segundos. Regalándome el retrato que venía buscando.
Me fui con la misma sensación que tuve al encontrarle. Sintiendo que le conozco de toda la vida.
Espero que pronto pueda descansar y disfrutar de ese cariño que le enviamos de vuelta. Gracias por su hermosa labor. (Tomado de Cubadebate).