Por: Jorge Petinaud Martínez

La Habana, 10 ago (RHC) Sindo Garay, uno de los arcontes de la cultura musical cubana, elogió emocionado en 1963 al joven guitarrista y cantautor Pedrito Ibáñez, cuando en una peña efectuada en el habanero reparto Martí escuchó su inspiración La trova.

"Muchacho, ahora la gente de mi época buscará defectos para criticarte porque no lograron lo que tú has hecho, pero eres tú quien escribió esta pieza que resume lo que todos quisiéramos decir", expresó el entonces nonagenario autor de Amargas verdades, Retorna, Perla Marina y Mujer bayamesa.

Eran tiempos en que la explosión de nuevos ritmos (mozambique, pilón, pacá, además del ya establecido chachachá) y otras corrientes de origen foráneo acaparaban las preferencias.

Contra la corriente imperante, Ibáñez fue claro en su creación: "Dicen que murió la trova/, la trova que a todos nos deleitó/la que el trovador sentía y cantaba con dulzura/la trova que con cordura una mente concibió/la que inspiraba ternuras sentimiento, una pasión/la inspiración que brotaba/del fondo del corazón/".

Y en la segunda parte resolvía su propuesta con una exhortación: "Desmientan al que diga que la trova ya murió/La trova no ha muerto, no, /pues aún vive en el alma/de quien la oyó y la cantó/escuchen con atención/lo que dice mi cantar:/que surjan más trovadores/que la trova es inmortal".

Bastaría esta canción profética para ubicar a Germán Pedro Ibáñez (11 de octubre de 1928-9 de agosto de 2007), guitarrista, compositor, cantante y director del Septeto Habanero por más de 40 años entre los grandes del pentagrama de la mayor de las Antillas.

Sin embargo, el encuentro con Garay fue solo la antesala de una carrera de gran impacto en la música tradicional cubana y de mucha presencia internacional.

En el septeto habanero

Presentado por el trovador santiaguero Walfrido Guevara, Ibáñez pasó a formar parte oficialmente en 1964 de la primera agrupación sonera profesional de la historia, el Septeto Habanero (1920), que en aquel momento trabajaba bajo la denominación de Típico Habanero.

"Debemos recordar que a partir de la década de 1940 la agrupación incrementó su formato instrumental para ajustarse a la moda, y desde entonces asumió en sus actuaciones la dualidad de conjunto y de septeto, teniendo en cuenta que este último formato casi desapareció de los escenarios tras el éxito de Arsenio Rodríguez, quien incorporó trompetas, piano y la tumbadora", declaró Jaime Gracián, nieto de Pedrito Ibáñez.

El actual líder artístico de este centenario ensamble subrayó que entonces fungía como director general el cantante Manolo Furé, e incorporó a Ibáñez como guitarrista, voz segunda, arreglista y compositor.

Meses después, por sus dotes en la escritura pasó a ser el director musical, responsabilidad que desempeñó hasta su muerte, el 9 de agosto de 2007.

"Al cumplirse este año el centenario -agregó Jaime Gracián-, son pocas las orquestaciones del Habanero que no tengan la firma de ese hombre, quien realizó un aporte sin precedentes dentro en la historia del Habanero".

Ibáñez rescató el repertorio inicial y lo revitalizó desde la escritura con la incorporación de la trompeta en muchas obras que entre 1920 y 1927 fueron grabados sin el empleo de ese instrumento, ausente en el sexteto inicial.

Así sucede con canciones como La maldita timidez, primer son incluido en un fonograma por la Víctor, después convertida en la gran trasnacional de la industria de la música denominada RCA Víctor; Tres lindas cubanas, A la loma de Belén, Adiós mi chaparrita, Cómo está Miguel y Papá Montero, por solo mencionar algunas.

"En 43 de los 100 años de vida artística del Habanero, Pedrito Ibáñez desempeñó un papel trascendental porque no se limitó a los arreglos iniciales, incorporó los mambos (intervenciones de la trompeta entre un coro y otro), lo cual actualizó la sonoridad, sin salirse de los patrones establecidos dentro del son cubano y sus variantes para mantener la línea identificativa del Septeto Habanero", describió Gracián.

Como compositor, Ibáñez creó alrededor de 100 obras e hizo más de mil arreglos a las de otros autores.

Por su parte, en su repertorio activo el Habanero mantiene Orgullo de los soneros, Alerta a los bailadores, Desde el día en que te vi, Guaracha y son, Se enteró, Eres mimosa, Revive la ilusión, Odio hastío y rencor y muchas más.

Éxitos internacionales

Como guitarrista, director y voz líder Ibáñez fue protagonista de grandes triunfos en diversas partes del mundo.

En Portugal, el Septeto Habanero ganó un disco de oro en 1999 con el álbum Habana-99, producción de la compañía Plaza das Flores y la EMI Capitol, en la cual los músicos cubanos acompañaron al cantante de fado Vitorino.

Incluía este fonograma 14 temas latinoamericanos orquestados como boleros por Ibáñez, y los mayores éxitos resultaron las inspiraciones de su autoría Desde el día en que te vi, bautizada como 'el tiki tiki' por los portugueses, debido a lo que expresa su estribillo, y el otro Revive la ilusión

Esto provocó que entre 1998 y 2001 la agrupación realizara más de 12 giras por esa nación, que ganara Disco de oro por la venta de más de 30 mil copias y que resultara el conjunto extranjero del año 2000 en ese país.

Asimismo, entre 1997-2001 fue muy demandada la presencia del septeto también en Francia, Austria, Bélgica, España, el ducado de Luxemburgo, Holanda y diversos escenarios africanos.

Paralelamente, realizó presentaciones en Estados Unidos, Panamá, Venezuela, Colombia y República Dominicana, donde Ibáñez realizó su última actuación internacional en el cabaret del hotel Casino Jaragua, al igual que en México.

Por todo lo anterior, los actuales integrantes del Septeto Habanero dedican a la memoria de Germán Pedro Ibáñez el álbum doble grabado para el sello Colibrí a propósito del centenario del 'orgullo de los soneros'.

Su presentación al público ocurrirá cuando esté controlada definitivamente la Covid-19. (Fuente: Prensa Latina)