Fotos históricas: Cortesía de Miriam Castro.
La Habana, 29 sep (RHC) Estudiosos de la tradición china en Cuba destacaron la influencia de los culíes, provenientes de ese país asiático, en la sociedad cubana actual, a propósito del 60 aniversario de nexos diplomáticos entre ambas naciones.
La investigadora Miriam Castro, recordó que los primeros migrantes chinos llegaron a la mayor de las Antillas en 1847, víctimas de un contrato engañoso que los obligaría a trabajar en condiciones esclavistas.
Llegaban como colonos, pero aquí se encontraron con el látigo y el maltrato por lo que se identificaron con la opresión que vivían los negros esclavos y estuvieron entre los primeros en alzarse tras el grito por la independencia el 10 de octubre en 1868, comenta la especialista.
La autora del libro Rebeldes de ojos rasgados explica que en la actualidad es difícil calcular cuántos chinos se incorporaron a la contienda bélica debido a la españolización de sus nombres.
Sin embargo, los historiadores refieren cifras desde dos mil a cinco mil combatientes culíes que participaron en hechos tan trascendentales como la invasión de Oriente a Occidente, advierte Castro.
“No hubo un chino cubano desertor, no hubo un chino cubano traidor”, se puede leer en el monumento que en La Habana recuerda el aporte de ese país a la independencia de Cuba.
Durante la etapa republicana tras 1902, la integración de los chinos en la vida socio-económica del país se dio de manera paulatina con altos niveles de compromiso político en contra de los gobiernos de turno, refiere la autora.
Según explica, los chinos establecieron una alianza que fue modificando su nombre oficial, pero mantuvo vínculos con el Partido Comunista de Cuba y tuvo un marcado carácter izquierdista.
“Luego del triunfo revolucionario de 1959 esta asociación pasó a llamarse Alianza Socialista China de Cuba para identificarse con el proceso que aquí se vivía en la época”, afirma.
Cronistas sociales e historiadores coinciden en que el barrio chino de La Habana se convirtió en uno de los albaceas más importantes de la tradición asiática en la región de las Américas.
En exclusiva, el fundador de la Escuela Cubana de Wushu, Roberto Vargas Lee, también destacó la necesidad de continuar con el rescate de los valores auténticos chinos en el país.
“En la escuela defendemos la filosofía de china y la formación de valores por lo que hacemos actividades culturales con modalidades de ambos países”, refiere Vargas Lee.
Según el maestro, la práctica del arte marcial, ejercicios de Qigong para la salud, el Tai chi chuan, entre otras modalidades, permite la unión de varias generaciones de cubanos.
“Hoy contamos con un barrio chino renovado gracias al accionar del gobierno en el 500 aniversario de La Habana”.
Vargas Lee agredeció además el trabajo del Instituto Confucio, la Casa de Artes y Tradiciones, así como el de las 13 asociaciones chinas dirigidas por la Federación Nacional Casino Chung Wah. (Fuente: Prensa Latina)