Avión cazahuracanes moderno. Foto: Cubadebate
La Habana, 6 sep (RHC) Desde que una tormenta comienza a desarrollarse, la población recibe informaciones fidedignas de su trayectoria y de la fuerza o debilidad que experimentará en su tiempo de existencia.
Esos datos, no son fáciles de obtener, pero desde hace años existe la tecnología para compilarlos y una de ellas es la proporcionada por los aviones cazahuracanes, aparatos que están encargados de recopilar in situ los datos meteorológicos de los ciclones, para lo cual requieren penetrar al mismo ojo o centro del fenómeno.
Los cazahuracanes no son aviones comunes y corrientes y tampoco el personal que viaja en ellos, pues, además de los equipos tecnológicos que poseen para transmitir al Centro Nacional de Huracanes de Miami las informaciones que recopilan, deben construirse con unas tipologías específicas que les permitan volar y no ser derribados por los potentes huracanes, cuyos vientos suelen sobrepasar los 250 km/h, si son de categoría 5. Este tipo de aviones se han utilizado desde la década de los años 50.
Su importancia radica en que los datos que ofrecen son los más precisos sobre los huracanes, pues los satélites meteorológicos no pueden detectar la presión barométrica en el interior de este tipo de fenómenos, o proveer datos precisos sobre la temperatura y la velocidad del viento que experimentan. Los cazahuracanes operan en el Atlántico Norte y el Pacífico Oriental. En el Índico y el Pacífico Occidental se les conoce como cazadores o rastreadores de tifones.
Ahora bien, el personal que opera este tipo de avión, lo integran cinco personas: dos pilotos, un ingeniero de vuelo (responsable del lanzamiento de la sonda), un director de vuelo (que hace las funciones de meteorólogo de las alturas) y un navegante.
El ingreso al ojo del huracán tarda dos horas y es toda una odisea que puede provocar, si no se tienen puestos los cinturones de seguridad, que los tripulantes salgan disparados de sus asientos, debido a las turbulencias que se experimenta durante el vuelo.
Ha conocido así algunas particularidades del trabajo que se realiza en estos colosos del aire, sin los cuales no se pudieran desarrollar la mayoría de las observaciones en Ciclones. (Fuente: Cubadebate)