El edificio Bacardí, pionero del Art Decó en La Habana

Edited by Bárbara Gómez
2017-10-23 21:52:12

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Imagen tomada de Internet

Por: Guadalupe Yaujar Díaz

Ciudad Maravilla en la cual conviven lo antiguo, lo contemporáneo y lo moderno La Habana exhibe orgullosa, tras el paso del tiempo, las joyas arquitectónicas que posee.

Muestra de ello se alza, desde 1930, el edificio Bacardí pionero del Art Decó en La Habana,, el más alto de Cuba en el momento de su construcción y uno de los mejores exponentes del estilo Art Decó en América Latina.

Está localizado en la avenida Bélgica, esquina San Juan de Dios, en la histórica zona de la Habana Vieja, en un solar de 1 mil 320 metros cuadrados erigido con el fin de alojar en él las oficinas de la compañía Bacardí en La Habana.

El propietario Emilio Bacardí deseaba un edificio grandioso, que mostrase el poder de la compañía y su vínculo con la modernidad cultural, marcada en ese entonces por el estilo arquitectónico de moda en la Europa de principios del siglo XX
El proyecto fue producto de un concurso al cual la compañía convocó a un limitado número de arquitectos, ofreciendo la suma de 1 000 pesos al ganador.
 
El premio correspondió al presentado por el arquitecto Esteban Rodríguez Castells, con Rafael Fernández Ruenes y José Menéndez Menéndez, este último además ingeniero.

De doce plantas, con tres cuerpos de fachada donde el central destaca en altura y sobre el que se asienta una torre con cubierta a cuatro, lo corona la figura mítica del murciélago, símbolo de la marca de ron, el cual está sustentado por un poliedro de vidrio con armadura de metal que se ilumina por dentro en la noche.

El primer piso tiene un área de 1 075 metros cuadrados y 7,25 metros de puntal, con el pórtico, paredes, piso y techo revestido con granito rosado de Baviera  y sus dos  vestíbulos se cubrieron con mármol natural hasta el techo de color verde suave, usado por primera vez en la isla.

Los trabajos se iniciaron el 6 de enero de 1930 y la compañía solicitó un cronograma ceñido a 300 días, el cual se cumplió a pesar de desfavorables condiciones del terreno. De ahí la utilización de 500 pilotes de madera dura (jiqui y júcaro negro) y el hormigón empleado en la obra fue de una alta calidad y resistencia.

La superficie total cubierta del edificio es de 7 031 metros cuadrados y su fachada está recubierta de granito rojo de Baviera, terracota y ladrillos. Todo el que contemple el edificio Bacardí apreciará la presencia de azulejos y mosaicos de colores entre otros elementos decorativos entre los que destacan delicados bajorrelieves de seres mitológicos como las sílfides, ninfas y salamandras.

En sus exteriores e interiores posee una ornamentación a partir del empleo de granito de varias regiones europeas, lo cual convierte al edificio, sin proponérselo, en un museo geológico y minero al poseer rocas de todo el Viejo Continente.

El inmueble conserva toda la decoración original en muy buen estado y ha sido sometido a dos restauraciones: una en 1996,   revitalizado por el proyecto habanero del Historiador de la Ciudad, y otra en el año 2001, con la intervención de una entidad italiana especializada.

En la actualidad, como en su proyecto original, sigue siendo un centro de negocios y el casi octogenario edificio está ocupado por oficinas de firmas nacionales y foráneas, tras el triunfo de la Revolución Cubana, cuando la compañía Bacardí se marchó de la isla.



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