El cáncer, reflejo de las desigualdades

Edited by Maite González Martínez
2017-11-16 11:23:52

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Por: Guillermo Alvarado

En la ciudad de México se celebró la denominada Cumbre Mundial de Líderes contra el Cáncer, donde políticos, investigadores y médicos especializados en el tema analizaron diversos aspectos de este padecimiento, que es responsable cada año del fallecimiento de 8,8 millones de personas en todo el mundo.

A pesar de los esfuerzos desarrollados en las últimas décadas, este mal que acompaña a la humanidad casi desde sus primeros pasos está aún lejos de ser controlado, aunque los modernos tratamientos son esperanzadores y existen fármacos que pueden mejorar y alargar la vida de los pacientes.

Es verdad que la comunidad científica mundial pone de su parte todo cuanto es posible, pero en la cita, que es la primera de su tipo que se realiza en un país latinoamericano, quedaron en evidencia factores que van más allá del campo de la ciencia y las investigaciones.

Uno de los puntos sobre las íes lo puso el presidente de Uruguay, Tabaré Vásquez, quien también es un prestigioso oncólogo, y por lo tanto sabe de lo que se habla, tanto desde el punto de vista de la administración pública, como del sanitario.

El jefe de Estado utilizó un concepto que revela uno de los talones de Aquiles en el combate de la enfermedad cuando se refirió a la necesidad urgente de cerrar la brecha que aisla a los que llamó “países oncológicamente subdesarrollados”, donde están, salvo alguna honrosa excepción, la mayor parte de las naciones de nuestra región y casi todos los del denominado tercer mundo.

Nada revela mejor las enormes desigualdades de hoy día, que las diferencias en el acceso a los avances médicos, o aún incluso de tratamientos modestos, en la lucha contra un padecimiento cruel y en la mayoría de los casos mortal.

En los países desarrollados nueve de cada diez enfermos pueden beneficiarse con los últimos descubrimientos, pero en las naciones pobres sólo lo hace el 30 por ciento y los otros quedan relegados a su suerte.

Las carencias, tanto personales y familiares como administrativas, llevan a otro grave problema, y es la dificultad al acceso de un diagnóstico temprano, por lo que la detección ocurre muchas veces en estados ya avanzados, cuando poco se puede hacer.

Durante la cita la Organización Mundial de la Salud llamó a los gobiernos, sobre todo de los países más ricos, a contribuir con la formación de profesionales, como oncólogos, radiólogos y otros especialistas, que hacen falta para fortalecer las oficinas regionales de la entidad.

El problema no es sólo de falta de recursos. Cuba, por ejemplo, es un país pobre pero con un capital humano de alta preparación y ha logrado avances notables en este sentido. Aquí se han desarrollado vacunas terapéuticas para varios tipos de cáncer que están siendo valoradas positivamente en otros lugares.

Los ingentes esfuerzos de los profesionales cubanos, sin embargo, sufren el obstáculo del criminal bloqueo económico estadounidense, que impide la compra de insumos y aparatos de moderna tecnología, lo que obliga a buscarlos en mercados lejanos o con inferior calidad para cumplir con el principio fundamental de que nadie quede sin la atención que necesita, lo que constituye un ejemplo a seguir.



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