Trump define sus prioridades en Oriente Medio

Edited by Saily Pérez Gordillo
2018-09-04 10:36:27

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Imagen ilustrativa. Foto/Archivo

Por Guillermo Alvarado

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, decidió suspender todos los aportes de su gobierno a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, con lo cual pone en serio peligro la vida y el ejercicio de sus derechos fundamentales de millones de personas que sufren la ofensiva permanente del régimen de Israel.

La vocera del Departamento de Estado, Heather Nauert, dijo que luego de revisar cuidadosamente el trabajo de la agencia, que calificó como “irremediablemente defectuoso”, se decidió poner fin a todo financiamiento dirigido a la entidad.

Hasta el momento Washington aportaba aproximadamente un tercio del presupuesto de ese organismo, que fue creado en 1949 para atender las necesidades vitales de los palestinos que resultaron expulsados de sus territorios tras la creación del Estado de Israel y la guerra de expansión que éste inició de inmediato contra sus vecinos.

La noticia ya se esperaba pues desde inicios de año el presidente Trump había ordenado reducir sustancialmente los fondos que entregaba para esta tarea humanitaria, gracias a la cual una gran cantidad de niños recibían atención médica y acceso a la educación y también se beneficiaban enfermos y ancianos.

En aquella ocasión un portavoz de la agencia calificó la medida como lamentable, abrupta y nociva y recordó que lo que está en juego es el destino de más de medio millón de niños palestinos que son atendidos en 700 escuelas, así como la dignidad y seguridad de millones de adultos que viven en calidad de refugiados.

Nada de esto pareció importarle al jefe de la Casa Blanca, que decidió ahorrarse los más o menos 360 millones que aportaba, pero en cambio mantiene la onerosa erogación de tres mil 100 millones de dólares a Israel, la mayor parte de ellos para gastos militares.

De esta manera el estado sionista se mantiene como el segundo país del mundo en recibir financiamiento directo de Estados Unidos, sólo por debajo de Iraq que cada año requiere cinco mil 300 millones de dólares para evitar su fragmentación debido a las consecuencias de las dos guerras -llamadas “del Golfo”- que el Pentágono desencadenó contra ese país mesopotámico.

Egipto y Jordania reciben cada uno mil 200 millones de dólares anuales, los cuales le permiten a Washington mantener una marcada influencia sobre las decisiones que ambos tomen, sobre todo en aquellas que puedan tener impacto en la hegemonía estadounidense en esa área.

Cuando uno compara estas cifras con lo que se aportaba a la Agencia de la ONU para los Refugiados Palestinos, se puede dar cuenta que eliminar esta ayuda es un acto mezquino y que tiene también un carácter punitivo, debido a que las autoridades palestinas no se han sometido a los deseos hegemónicos norteamericanos.

Es también otro golpe contra el proceso de paz en el Oriente Medio, que quedó casi moribundo tras la decisión de Trump de trasladar la embajada de su país a Jerusalén. Si alguna duda quedaba sobre las verdaderas prioridades de Estados Unidos en esta convulsa región, el magnate presidente acaba de borrarla por completo.



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